Detalle de lo tratado:
Introducción
- La crítica constante
- Descripción
- Su impacto
- Plan de acción
- La impaciencia
- Descripción
- Su impacto
- Plan de acción
Introducción
Todos tenemos diferentes actitudes frente a las situaciones que se nos presentan en la vida. Muchas veces, estas son el resultado de la influencia de las personas que nos formaron y de su filosofía de vida. Sin embargo, eso no nos libera de la responsabilidad de tomar decisiones informadas respecto al patrón de vida que llevamos.
Debes saber que tus actitudes pueden sabotear tu vida y tu destino por el efecto y el impacto que tienen en tus relaciones personales. Los pensamientos, las emociones y las actitudes dirigen nuestro comportamiento.
¡De seguro, todos son controlables! Por eso es muy importante que tengas un plan de acción para poder vivir en plenitud la vida que Dios te ha dado. Tú decides la calidad de tu vida.
La crítica constante
Descripción
- La persona criticona se pone en una posición de superioridad.
- Como cree saber más que los demás, piensa que tiene el derecho de juzgar su conducta, su carácter, sus defectos, su ineficiencia y sus decisiones.
- Se turba al observar fallas y pierde de vista el aspecto positivo y único que los demás tienen.
- Todo lo que el criticón quiere es descalificar y desacreditar a la otra persona.
Pero no debemos confundir a un criticón con un crítico.
- El crítico es quien está capacitado y calificado para hacer una crítica seria.
- Antes de hacer una crítica seria, toma en cuenta tanto los aspectos negativos como los positivos de la situación que está analizando.
- Dado que sus motivos son sinceros, no se enoja ni desacredita a la otra persona.
Su impacto
- La persona criticona vive una realidad muy triste.
- Si bien su capacidad de criticar le proporciona cierta satisfacción, solo se trata de una gratificación pobre y pasajera.
- La mayor parte del tiempo va a experimentar una profunda inconformidad.
- Lo más probable es que la persona criticona haya crecido en un ambiente donde fue juzgada de manera injusta, donde constantemente se le señalaban sus errores y se decía que no sabía hacer nada bien.
- En otras palabras, detrás del criticón hay un niño triste que sigue encadenado a una infancia desdichada.
- La actitud de la persona criticona impide tener buenas relaciones con los demás, ya que los demás aceptan a quienes los aceptan así como son.
- Por otro lado, su actitud les impide confiar, ser espontáneos, alimentar los lazos de intimidad.
- Por eso es que las personas criticonas viven aisladas de los demás, repartiendo su tiempo entre la tristeza y el enojo.
Este comportamiento genera ambientes difíciles propensos a los conflictos, y puede llegar a dañar a muchas personas.
Plan de acción
- Cada vez que opines sobre algo, proponte hacer aportes constructivos.
- Usa palabras de reafirmación y ánimo.
- Esfuérzate por cambiar tu actitud y deja de criticar la vida de los demás.
- Busca las cualidades admirables en los demás y resáltalas sin adularlos.
- Ten en cuenta que hay más de una forma de hacer las cosas y que cada persona tiene el derecho de hacer las cosas a su manera.
- Reconoce que necesitas ayuda para reconciliarte contigo mismo, y búscala.
La impaciencia
Descripción
Nos hemos acostumbrado a la rapidez, a la gratificación inmediata, a la comunicación instantánea, al crédito rápido, la comida instantánea y al internet de alta velocidad. No queremos esperar para nada, por nada y por nadie. Como resultado de la sociedad en que vivimos, somos impacientes.
Su impacto
- Nos saca de quicio hacer filas y tener que esperar cuando el sistema esta caído, porque la paciencia se nos agota. Esto afecta nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestras relaciones.
- Perdemos la paciencia cuando los hijos no hacen la tarea rápido, y también cuando los padres ancianos se demoran en entrar al carro o caminan lentamente o repiten la misma historia una y otra vez.
- Lastimamos los sentimientos de los demás cuando nos quejamos porque no captan rápidamente la idea que les queremos transmitir.
- Todo lo queremos ahora, ya, y si no ocurre nos da ansiedad y nos trastornamos al punto de gritarles a otros o atropellarlos con nuestras quejas impacientes.
- Creamos caos y a veces intimidamos porque, por estar impacientes, perdemos el control y nos airamos.
Para tener en cuenta:
- Ser impaciente no aporta nada positivo. Lo único que aporta es frustración e impotencia al ver que no se puede hacer nada para cambiar las circunstancias. Además, estas sensaciones tan solo harán que empeore tu estado de ánimo.
- Cuando nos concentramos tanto en las cosas que tienen que suceder, no logramos vivir y disfrutar del presente.
- Casi todas las situaciones tienen un lado positivo, pero la impaciencia nos impide encontrarlo.
- La impaciencia constante nos vuelve ansiosos, nos estresa y nos angustia. Con el tiempo, todas estas emociones negativas nos convertirán en personas negativas.
- Debido al estrés continuo con el que viven, las personas impacientes corren el riesgo de sufrir de hipertensión.
En definitiva, la paciencia frente a la impaciencia nos va a permitir disfrutar de lo que tenemos, a la vez que vivir con una actitud más positiva y agradable ante cualquier situación a la que nos enfrentemos.
Plan de acción
- Analízate para descubrir qué cosas te hacen ser impaciente. Una vez que lo sepas, busca las causas y proponte evitarlas.
- Ninguna persona puede tener todas las cosas bajo control, y tú no eres la excepción. Cuanto antes asumas esto, más fácil te será evaluar la vida en forma objetiva y seguir adelante.
- Disfruta el momento que estás viviendo, concentrándote en lo que estás haciendo y no en lo que «deberías» hacer.
- No permitas que el estrés y la ansiedad dañen tu cuerpo. Para ello, realiza algún deporte o ejercicio física que te agrade, o practica técnicas de relajación.
- Acepta que la vida tiene su propio ritmo. Por lo tanto, no te impacientes si no logras lo que te habías propuesto en forma inmediata.
- No permitas que la impaciencia te lleve a tomar resoluciones apuradas que con el tiempo se puedan convertir en problemas.
- Planifica tu tiempo de tal manera de no desesperarte si hay atrasos en tu rutina.
- Cuida lo que dices cuando estás impaciente, para evitar herir a alguien.
- No permitas que ese futuro que no conoces, y que no puedes controlar ni cambiar, te obsesione y te nuble el presente. Piensa con claridad.