• junio 17, 2021
  • La virtud de la templanza

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  • DETALLE DE LO TRATADO
    Introducción
    La virtud de la templanza
    1. Perdón/misericordia
    2. Modestia/humildad
    3. Prudencia
    4. Autocontrol
    Conclusión

    INTRODUCCIÓN
    Los seres humanos hemos sido creados con virtudes y fortalezas que nos benefician a nosotros mismos y a la sociedad que nos rodea. Hoy vamos a hablar sobre la virtud de la TEMPLANZA. Y me encanta que justo en esta semana en que nos estamos preparando para celebrar el Día del Padre aquí en los Estados Unidos y en muchos otros países, estemos tratando este tema. Porque qué mejor que los padres como ejemplo de templanza.

    Como ya hemos dicho en programas anteriores, todos tenemos una variedad de fortalezas de carácter que reflejan nuestro «verdadero» yo, quienes en verdad somos en nuestra esencia. Las fortalezas de carácter son las partes positivas de nuestra personalidad, las que afectan nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos.

    Cada uno de nosotros tenemos un perfil de virtudes y fortalezas que nos hace únicos e importantes. Lo que proponemos hoy es que aprendamos a identificar nuestras fortalezas innatas, para así influir positivamente en nuestro bienestar y el de la sociedad. Hoy vamos a conversar sobre la virtud de la templanza.

    LA VIRTUD DE LA TEMPLANZA
    La virtud de la templanza incluye rasgos positivos que nos protegen de los excesos y nos ayudan a:

    * controlar nuestros hábitos,
    * moderar los apetitos,
    * moderar el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón.

    El diccionario de la Real Academia Española describe la templanza como moderación, sobriedad y continencia. Vale la pena enfatizar que las fortalezas de la templanza moderan nuestras actividades, pero no las detienen por completo. Por ejemplo, podemos ser muy indulgentes, pero también podemos defendernos cuando nos golpean. La modestia no requiere falsedad, solo un reconocimiento auténtico de quiénes somos y qué hacemos. El autocontrol óptimo de las emociones no significa suspender nuestros sentimientos, buenos o malos, sino solo hacerse cargo de ellos.

    ¿De qué manera nos protege la templanza?

    1. Con el perdón y la misericordia, la templanza nos protege del odio.
    2. Con la humildad y la modestia, la templanza nos protege de la arrogancia.
    3. Con la prudencia, la templanza nos protege del placer a corto plazo que tiene consecuencias a largo plazo.
    4. Y con el autocontrol, la templanza nos protege de extremos emocionales desestabilizadores de todo tipo.

    Veámoslo en detalle.

    EL PERDÓN Y LA MISERICORDIA
    Con el perdón y la misericordia, la templanza nos protege del odio. Las personas con la fortaleza del perdón y la misericordia tienden a perdonar a los que han obrado mal; dar a los demás una segunda oportunidad; no ser vengativos.

    Pero, ¿qué es el perdón? El perdón significa extender la comprensión hacia aquellos que nos han hecho daño o lastimado. Significa dejar ir, soltar la ofensa. El perdón implica aceptar las deficiencias, defectos e imperfecciones de los demás y darles una segunda (o tercera) oportunidad. Es un proceso de humanización de quienes nos han llevado a sentirnos deshumanizados.

    El perdón puede contribuir a las relaciones interpersonales productivas, el trabajo en equipo próspero, la satisfacción laboral, la moral personal, la resolución innovadora de problemas, la sensación de flexibilidad al enfrentar cambios y la productividad.

    En la práctica
    Si eres una persona con la fortaleza del perdón y la misericordia, aquí te damos unos consejos para ponerla en práctica:

    * Deja ir el rencor todos los días, evita quedarte estacando en pequeños rencores, eso solamente alimenta el mal humor.
    * Cuando te sientas molesto, incluso con justificación, toma el camino correcto.
    * Escribe una carta de perdón; no la envíes, pero léela todos los días durante una semana.
    * Ponte en el lugar de la otra persona.
    * Deja ir un irritante menor o un resentimiento.
    * Date permiso para cometer un error.

    LA MODESTIA Y LA HUMILDAD
    Con la humildad y la modestia, la templanza nos protege de la arrogancia. Las personas con la fortaleza de la modestia y la humildad tienden a dejar que sus logros hablen por sí mismos; a no buscar ser el centro de atención; a no considerarse a ellos mismos como más especiales que los demás. Si bien son conscientes de sus fortalezas y talentos, en su humildad no buscan recibir reconocimiento.

    La humildad implica evaluar con precisión nuestros logros sin fanfarronear o hacer las cosas en exceso. La persona humilde no se inclina ante todos los deseos o demandas de otra persona y no es muy autocrítico, piensa bien de sí misma y tiene un buen sentido de quién es, pero también es consciente de sus errores e imperfecciones. Lo más importante es que la persona humilde está contenta sin ser el centro de atención ni ser elogiada por sus logros.

    Un error común es pensar que la humildad implica tener una baja autoestima, un sentido de indignidad y / o falta de enfoque en uno mismo. Sin embargo, la verdadera humildad implica una autoevaluación precisa, el reconocimiento de las limitaciones y mantener nuestros logros en perspectiva. Las personas humildes no distorsionan la información para defender su propia imagen y no necesitan verse o presentarse como mejores de lo que realmente son.

    La humildad está relacionada con una autoestima buena y positiva. Es probable que las personas humildes demuestren niveles más altos de gratitud, perdón, espiritualidad y salud en general.

    En la práctica
    Si eres una persona con la fortaleza de la humildad y la modestia, aquí te damos unos consejos para ponerla en práctica:

    * Por un día entero no hables de ti para nada.
    * Vístete de una manera que no llame la atención.
    * Piensa en algo que un amigo hace mucho mejor que tú y felicítalo por ello.
    * Considera una interacción en la que normalmente hablas mucho, y permite que la otra persona hable/comparta más.
    * Pídele a alguien de tu confianza que te diga en qué áreas podrías crecer.
    * Proponte escuchar más a los demás.
    * No temas admitir tus errores.
    * Busca ayuda cuando la necesites.

    PRUDENCIA
    Con la prudencia, la templanza nos protege del placer a corto plazo que tiene consecuencias a largo plazo. Las personas con prudencia tienden a ser cuidadosos en sus elecciones; a no correr riesgos indebidos; a no decir o hacer cosas de las que luego se puedan arrepentir. Ellos actúan con cuidado y cautela, buscando evitar riesgos innecesarios, y planifican considerando las consecuencias a largo plazo de sus acciones.

    La prudencia es una forma de razonamiento práctico, es la capacidad de examinar objetivamente las posibles consecuencias de nuestras acciones y de controlarnos a nosotros mismos. La prudencia implica una planificación con visión de futuro, así como una planificación a corto plazo dirigida a objetivos específicos. A menudo se la conoce como sabiduría cautelosa, sabiduría práctica y razón práctica.

    La prudencia está asociada con la productividad y la capacidad de ser consciente. Esta fortaleza te ayuda a evitar los contratiempos de la vida, tanto físicos como psicológicos.

    En la práctica
    Si eres una persona con la fortaleza de la prudencia, aquí te damos unos consejos para ponerla en práctica:

    * Piénsalo dos veces antes de tomar una decisión, por más sencilla que parezca.
    * Cuando conduzcas, no excedas el límite de velocidad y respeta las señales de tráfico.
    * Antes de comer algo pregúntate si es bueno para tu salud.
    * No seas brutalmente honesto. Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada.
    * Cuando hables, hazlo de una manera cuidadosa para no herir al otro.
    * Escribe tus planes para el día, por más triviales que sean.

    AUTOCONTROL
    Con el autocontrol, la templanza nos protege de extremos emocionales desestabilizadores de todo tipo. Las personas con la fortaleza del autocontrol tienden a regular lo que sienten y hacen; a ser disciplinados; a controlar sus apetitos y emociones. Ellos manejan sus sentimientos y acciones y son disciplinados y autocontrolados.

    El autocontrol es una fortaleza de carácter compleja. Las personas con un alto nivel de autocontrol creen que pueden ser eficaces en lo que persiguen y es probable que logren sus objetivos. Son admirados por su capacidad para controlar sus reacciones ante la decepción y las inseguridades. El autocontrol ayuda a mantener un sentido de equilibrio, orden y progreso en la vida.

    El autocontrol puede verse como un recurso que puede agotarse y fatigarse. Una metáfora útil puede ser que el autocontrol actúa como un músculo, que puede agotarse con un esfuerzo excesivo o fortalecerse mediante la práctica regular. Las personas con alto autocontrol informan menos síntomas de ansiedad y depresión, son más capaces de controlar la ira y, en general, se llevan mejor con las personas. El autocontrol está relacionado con una mejor adaptación personal, como tener menos problemas físicos y psicológicos y tener un mayor sentido de autoaceptación y autoestima en las relaciones.

    En la práctica
    Si eres una persona con la fortaleza del autocontrol, aquí te damos unos consejos para ponerlo en práctica:

    * Establece un programa de ejercicio físico y cúmplelo.
    * Abstente de chismear o decir cosas malas o inciertas sobre los demás.
    * Si te han confiado un secreto, que a la vez puede ser un chisme, guarda silencio.
    * Cuando estés por perder la paciencia, cuenta hasta 10.
    * Sé consciente de cada cosa que comes y tomas.

    CONCLUSIÓN
    Los seres humanos hemos sido creados con virtudes y fortalezas que nos benefician a nosotros mismos y a la sociedad que nos rodea. Hoy celebramos la virtud de la TEMPLANZA. Y me encanta que justo en esta semana en que nos estamos preparando para celebrar el Día de los Padres aquí en los Estados Unidos y en muchos otros países, estemos tratando este tema. Porque qué mejor que los padres como ejemplo de templanza.

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    PATERNIDAD RESPONSABLE

    Con el perdón y la misericordia, la templanza nos protege del odio. Con la humildad y la modestia, la templanza nos protege de la arrogancia. Con la prudencia, la templanza nos protege del placer a corto plazo que tiene consecuencias a largo plazo. Y con el autocontrol la templanza nos protege de extremos emocionales desestabilizadores de todo tipo.


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