• noviembre 17, 2022
  • Relaciones tóxicas

  • Regresa

  • INTRODUCCIÓN

    Se oye mucho hoy en día el tema de las relaciones tóxicas. Hasta memes han hecho con los sobrenombres de «el tóxico» o «la tóxica» para hacer broma. Pero las relaciones tóxicas no son una broma. La realidad es que hay muchas personas involucradas en relaciones tóxicas que no reconocen que lo son. Y quizá lo más devastador de las relaciones tóxicas es que atrapan a la víctima y al perpetrador en un ciclo de estrés y negatividad que parece imposible de escapar y que con el tiempo condiciona a los dos para que acepten la situación y ni siquiera intenten salir.

    Se ha comprobado que las relaciones tóxicas causan baja autoestima, impotencia, miedo, ansiedad, depresión, inseguridad, paranoia, etc. Y ya sabemos que nuestra salud física está íntimamente ligada a nuestra salud mental. Entonces, aunque suene gracioso y hoy en día se haga chiste de esto, prestemos atención a las relaciones tóxicas porque envenenan.

    Hoy queremos usar la experiencia de algunos psicólogos y terapeutas como Pilar Sordo y Julissa Reynoso entre otros, para definir lo que son las relaciones tóxicas y para recibir algunos consejos en cuánto a este tema. La psicóloga Julissa Reynoso es parte de Vivenciar.net, un portal de acompañamiento donde estamos dispuestos a escucharte y acompañarte en momentos difíciles como una relación tóxica. Visita www.vivenciar.net y conversa con uno de nosotros hoy mismo.

    Y queremos aclarar que las relaciones tóxicas no solamente se dan en relaciones amorosas, se dan en todo tipo de relaciones. Se pueden dar en relaciones de amistad, familia o incluso laborales.

    CÓMO ES UNA RELACIÓN SALUDABLE

    Muchas veces no nos damos cuenta de que estamos en una relación tóxica porque no sabemos cómo son las relaciones saludables. Según Reynoso, cuando comenzamos una relación, sea de amistad o de pareja, la intención en ambas partes es la de disfrutar la convivencia juntos, compartir momentos, objetivos, fortalecer un lazo afectivo y sumar esfuerzos que permitan el crecimiento y mejora de los dos.

    La terapeuta Amy Morrin comparte algunas características de las relaciones saludables:

    * Confianza – esto requiere el compartir mutuo de cosas sobre uno mismo. A medida que pasa el tiempo, surgen oportunidades para probar y evaluar esa confianza. Y a medida que crece la confianza, la relación se convierte en una gran fuente de comodidad y seguridad. Si sientes que tienes que ocultar cosas a tu pareja, puede ser porque te falta esta confianza esencial.

    * Apertura y honestidad – en una relación sana debes poder ser tú mismo. Nunca debes sentir que tienes que ocultar aspectos de ti mismo o cambiar quién eres. Ser abiertos y honestos entre sí ayuda a sentirse más conectados como pareja.

    * Respeto mutuo – en las relaciones estrechas y saludables, las personas se respetan. No se degradan ni se menosprecian, sino que se ofrecen apoyo y seguridad. Hay varias formas en que las parejas pueden mostrar respeto el uno por el otro. Asegúrate de saber cómo recibe respeto tu pareja o las personas con las cuales tienes una relación estrecha.

    * Afecto – las relaciones saludables se caracterizan por el cariño y el afecto. A medida que avanza la relación, las personas en relaciones saludables son capaces de construir una intimidad cada vez más profunda.

    * Buena comunicación – las relaciones saludables y duraderas, ya sean amistades o románticas, requieren la capacidad de comunicarse bien. Cuando surgen conflictos, las personas que mantienen relaciones saludables pueden evitar ataques personales. Siguen siendo respetuosos y empáticos mientras discuten sus pensamientos y sentimientos y trabajan para lograr una resolución.

    * Dar y recibir – las relaciones sólidas se caracterizan por la reciprocidad natural. No se trata de mantener una puntuación o de sentir que le debes a la otra persona. Hacen cosas el uno por el otro porque realmente quieren hacerlo.

    CÓMO ES UNA PERSONA TÓXICA

    Según Reynoso, una persona tóxica agrede, grita, insulta, controla, critica… Las personas deshonestas, cuyo comportamiento hace que experimentemos emociones desagradables, podrían denominarse como tóxicas porque emanan una negatividad que impregna todo lo que les rodea.

    Por eso, es importante detectarlas para alejarnos todo lo posible de ellas. Puede que al principio parezcan personas positivas, pero en realidad su forma de ser y de interactuar con los demás genera malestar en las personas a su alrededor por su manipulación. Tenemos que amarnos y respetarnos lo suficiente como para no dejarnos envenenar y manipular por este tipo de personas. Puedes amarlas, pero no debes dejarte envenenar ni manipular.

    Las personas tóxicas usualmente son:

    * Egocéntricas: hablan mucho y escuchan poco. Suelen ser personas que hablan solo de sí mismas y de lo que les sucede a ellas y redireccionan el tema hacia ellas cuando este cambia.

    * Negativas: se quejan continuamente. Le encuentran siempre el pelo blanco al gato negro. Le encuentran lo malo a cada situación que se les presente.

    * Víctimas: sus problemas siempre son los más importantes y cuando hay conflicto en la relación, se posicionan como las víctimas para culpabilizar al otro.

    * Mentirosas: ya sea por costumbre o para ocultar algo que las avergüenza, las personas tóxicas siempre mienten en aspectos relevantes de su vida porque son incapaces de verse a sí mismas como imperfectas.

    * Faltas de empatía y autocrítica: hacen comentarios que pueden resultar hirientes para los demás, escudándose en su aparente sinceridad. En realidad, esconden su falta de empatía, pero lo negarán si se les acusa de ello.

    Lo peligroso de las relaciones tóxicas es que la persona que recibe el maltrato y se queda en la relación, también tiene un alto grado de toxicidad, o veneno, solo que lo dirige hacia sí misma. Permanecer en un ambiente hostil y tóxico para saciar su anhelo de compañía, es una conducta autodestructiva. La persona con autoestima manipulada por una persona tóxica, sufre de apego emocional tóxico, no se siente completa ni capaz de alcanzar sus metas. Cree que el otro es más importante, se descalifica y considera que sólo las cosas del otro tienen valor. Como resultado, termina despreciando su propia vida.

    CÓMO ES UNA RELACIÓN TOXICA

    Una relación tóxica tiene las características que trae consigo una persona tóxica. Según la psicóloga Pilar Sordo, las relaciones tóxicas tienen tanta adrenalina que parten desde la pasión, desde un déficit de uno de los miembros o de ambos y que al entrar en una relación pareciera que ese déficit se acaba y uno se siente completo, cubierto, satisfecho al principio. Pero después empieza la tormenta, y generalmente empieza a aplicarse esta frase horrorosa de «no puedo estar sin ti, pero tampoco contigo», donde empieza a haber violencia, manipulación por ambos lados y donde empezamos a confundirnos.

    Lo primero que hay que entender es que las relaciones tóxicas no son amor del bueno. Pueden ser amor, pero un amor distorsionado. Es un amor poco sano. Es un amor de esos amores condicionados culturalmente, donde particularmente la mujer latina tiene muy unido el amor al sufrimiento y de alguna manera probamos que amamos en la medida que somos capaces de soportar y pareciera ser que toda esta adrenalina condiciona tanto que quedas amarrada.

    Pero en realidad no lo estás. Hay que cortar con las relaciones tóxicas, porque la palabra lo dice, nos envenenan.

    RECOMENDACIONES

    Éstas son algunas recomendaciones de la psicóloga Reynoso si crees que te encuentras en una situación de relación tóxica:

    1. Evalúa la situación y toma una decisión. Considera sinceramente la situación en la que estás, respóndete preguntas como: ¿Soy feliz? ¿Hasta dónde soy responsable de lo que tengo ahora? ¿En qué estado de fragilidad está mi dignidad? ¿Y mi autoestima? ¿Y cómo está él o ella? Después de analizar las condiciones de tus circunstancias, podrás decidir si quieres continuar, también vislumbrarás si la relación es recuperable. La restauración puede lograrse si hay una suma de voluntades hacia el mismo objetivo, si ambos están dispuestos a encontrar nuevas formas de relacionarse, si se comprometen a hacer un esfuerzo conjunto. Si es así, entonces hay una posibilidad de estar bien.

    2. Pide ayuda profesional. Ya sea para restaurar la relación o salir de ella, es recomendable el acompañamiento profesional, pues la confusión mental y emocional que ha provocado la familiaridad de los hábitos tóxicos afectivos entre los involucrados, así como el constante enfrentamiento entre sí, deja en un estado muy vulnerable la salud integral de ambos.

    3. Identifica creencias tóxicas. Toda idea o sentimiento acerca de algún tema tiene un origen, generalmente en las experiencias más tempranas de nuestra vida. A veces las señales que percibimos de la persona que nos importa, tienen un mensaje completamente distinto al que interpretamos, pero es la predisposición o la suposición, lo que activa el estado defensivo. Hacer consciente la serie de suposiciones que han alterado la percepción, puede ayudar a encontrar nuevas maneras de comunicación en las que el escuchar mejor y verificar la interpretación, puede ahorrar muchas complicaciones.

    4. Establece límites. ¿Cómo reconocer los límites necesarios a marcar? Si en la dinámica, en el decir o el hacer hay algo que haga sentir transgresión hacia la dignidad, respeto o autoestima, entonces es ahí, en donde es preciso delimitar pidiendo o dando respeto. La frustración ante el freno puede hacerse presente al principio, pero después el autodominio tendrá oportunidad de prevalecer.

    5. Ten un plan de acción estratégico. La vulnerabilidad es gradual cuando una relación tóxica se ignora o es violenta, y el daño puede salirse de control. Entonces, es crucial tener una serie de alternativas a llevar a cabo. Puedes incluir como punto uno, el diálogo abierto y sincero, en donde intenten hacer acuerdos y tener un objetivo común, recurrir a consejería o ayuda especializada, o tener algunos contactos para proceder y evitar un mal desenlace.

    6. Perdona. Los errores de nuestros padres no han sido intencionados. Por lo general, hay desconocimiento de los procesos del desarrollo psicológico, y ellos han pasado por lo mismo que tú. Los esfuerzos y las capacidades tienen un límite. Muchos padres, aun haciendo lo mejor que pueden, no podrán evitar que su hijo reciba alguna herida emocional en su niñez. La consideración cariñosa y la ternura hacia ellos, por muy dura que haya sido la experiencia, es sanadora para ti mismo, pues te libera de anclas dañinas y te ofrece una forma distinta de ver y recibir a las personas que han estado involucradas en tu vida, con aceptación y esperanza. Si perdonas a tus padres, será mucho más fácil avanzar, y perdonarte a ti mismo, por lo que hayas hecho en tus relaciones y perdonar a los demás por lo que te hayan hecho. El mundo lo verás mejor si otorgas ese perdón de manera sincera y completa, finalmente esto te permitirá comenzar de nuevo.

    Conclusión

    Todos sabemos que las relaciones son una parte importante de una vida sana. Las investigaciones han demostrado que las conexiones sociales son fundamentales para la salud mental y la física. Las personas que tienen relaciones saludables tienen mejor salud, son más propensas a participar en comportamientos saludables y tienen un menor riesgo de mortalidad.

    Las relaciones tóxicas pueden ser difíciles de definir, pero algunos psicólogos como la Dra. Sherrie Bourg Carter, autora y bloguera de Psychology Today, reconoce rasgos y comportamientos comunes: abuso de poder y control, exigencia, egocentrismo, negatividad, crítica, deshonestidad, comentarios y actitudes degradantes y celos. Tal vez sea más útil entender la toxicidad en las relaciones como una combinación de comportamientos que es causada y resulta en pensamientos tóxicos y emociones tóxicas.
    Y todo esto comenzó hace miles de años atrás cuando Dios creó al primer hombre y a la primera mujer y ellos decidieron desobedecerlo, introduciendo el pecado al mundo. En ese momento se quebrantó nuestra relación con Dios y nuestra relación unos con otros. La buena noticia es que Dios envió a Jesús para restaurar nuestra relación con Dios y con los demás. Dios puede ayudarnos a tener relaciones saludables y no tóxicas.


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