Según el diccionario, la gratitud es un sentimiento de estima y reconocimiento que una persona tiene hacia quien le ha hecho un favor o prestado un servicio, y por el cual desea corresponderle. Es la acción de agradecer. Por su parte, la ingratitud es el desagradecimiento, olvido o desprecio de los beneficios recibidos.
Hoy, 24 de noviembre celebramos en los Estados Unidos el día de Acción de Gracias. Y no queremos entrar en polémicas de los diferentes puntos de vista del origen de este día y cómo algunos lo encuentran ofensivo. La realidad es que se ha escogido un día para dar gracias, y dar gracias es bueno. Pero ¿qué tal si no me siento agradecido? ¿Qué tal si este año me han pasado cosas no tan buenas y no siento que tenga motivos para celebrar o dar gracias? ¿Hay momentos en la vida en los que es mejor no estar agradecidos? De eso queremos hablar el día de hoy.
Todos sabemos que estos últimos años han sido difíciles y diferentes para el mundo entero. El COVID, las injusticias raciales, los tiroteos, etc. Pareciera que este mundo va de mal en peor, y eso puede causar sentimientos de rabia, enojo, tristeza, todo menos gratitud. Y es normal. Somos seres humanos, y tenemos sentimientos y emociones. Reaccionamos a nuestro entorno… Lo que no es normal es permitir que esas emociones y sentimientos dirijan nuestra vida.
La buena noticia es que podemos aprender a desarrollar el agradecimiento y actitudes positivas por nuestro propio bienestar. Y hablaremos más de eso en un momento. Pero, lo cierto es que los seres humanos desarrollamos hábitos. Todos los tenemos. Algunos buenos, algunos no tan buenos.
La naturaleza de nuestros pensamientos, positivos y negativos, refleja nuestros hábitos positivos o negativos. Si estamos constantemente pensando negativamente y sentimos emociones negativas, es probable que obtengamos más pensamientos y sentimientos negativos por la forma en que nuestro cerebro maneja estos sentimientos. Cuando una persona está bajo estrés negativo, la energía se aleja de la corteza prefrontal del cerebro, que es el centro de distribución de las funciones de nuestra mente. Esto puede resultar en una reducción del procesamiento.
Por ejemplo, si estamos constantemente pensando o diciendo «estoy cansado», nos vamos a sentir cansados. Si pensamos: «soy terrible en matemáticas» y sentimos una emoción negativa asociada con este pensamiento, será más probable que nos vaya mal en matemáticas. Por otro lado, pensamientos positivos como «estoy seguro» o «estoy agradecido», activan la corteza prefrontal y esto dará como resultado un comportamiento más seguro y un mejor rendimiento, generando agradecimiento.
Pero, no solamente nuestros hábitos pueden hacernos sentir ingratitud y no percibir las cosas buenas a nuestro alrededor. Resulta que nuestros genes y ciertos factores de personalidad también pueden actuar como barreras para la gratitud, especialmente la envidia, el materialismo, el narcisismo y el cinismo pueden convertirse en «ladrones de agradecimiento».
Tanto la envidia como el materialismo resultan del enfocarse en lo que no tenemos. De hecho, puede ser difícil o incluso imposible estar agradecidos y ser envidiosos o materialistas al mismo tiempo.
Un estudio encontró que las personas con baja tendencia hacia el materialismo y la envidia están más agradecidas y que las personas materialistas tienen una menor satisfacción con la vida en general. Otro estudio mostró que las personas más narcisistas se sienten menos agradecidas con sus parejas que las personas menos narcisistas.
El narcisismo, el materialismo y la envidia pueden hacer que la gratitud se degrade con el tiempo. Y es que las personas narcisistas ni siquiera pueden darse cuenta de que han recibido un regalo porque creen que tienen derecho a recibirlo.
La ingratitud trae consigo algunos peligros y consecuencias a nuestra vida. Las personas que no son agradecidas suelen traer consigo rechazo social porque, cuando alguien no es capaz de corresponder debidamente a los beneficios que recibe de otros, lo que consigue siempre es que los demás se alejen de él o ella.
La ingratitud es una conducta tóxica que está directamente relacionada con tener un amor propio demasiado acentuado y atender de forma desmedida el propio interés en detrimento del interés de los demás. El no dar las gracias y ser una persona desagradecida puede traer muchos y serios problemas a nuestra salud y a nuestras relaciones.
Por su lado, ¡practicar la gratitud y el pensamiento positivo a diario puede cambiar nuestro cerebro y nuestra vida! La misma área del cerebro que controla nuestras emociones y comportamiento es la que controla nuestras habilidades de enfoque y atención. Nuestra capacidad para analizar información puede beneficiarse enormemente de mantener un cerebro feliz a través del pensamiento positivo y la gratitud.
Y no estamos hablando de tapar el sol con un dedo y no ver la realidad. Estamos hablando de cómo responder a nuestras diferentes realidades. La mentalidad negativa conduce a más negatividad, pero pensar positivamente sobre una situación o circunstancia conduce a sentimientos de gratitud. La gratitud puede resultar en pensamientos más creativos, mayor productividad mental y una capacidad de atención más amplia.
Los científicos encontraron que la gratitud activa varias regiones del cerebro, lo que a su vez aumenta la producción de la serotonina y dopamina. Y como sabemos, la dopamina es la sustancia química de placer de nuestro cerebro. Entonces, cuanto más pensamos positivamente y estamos agradecidos, más sanos y felices nos vamos a sentir.
La buena noticia es que, por la flexibilidad o plasticidad de nuestro cerebro, el pensamiento positivo puede convertirse en una forma de vida. Cuando nuestro cerebro está inundado con pensamientos positivos, podemos esperar mejorar todas las áreas de nuestra vida, incluidas nuestras relaciones, salud, rendimiento en los estudios, alcanzar nuestros sueños y metas, y más.
Reprogramar nuestro cerebro para una perspectiva más positiva requiere práctica. Haz que sea un hábito reservar unos minutos cada día para repasar prácticas de gratitud. Con la práctica diaria, el pesimismo puede convertirse en optimismo.
Aquí hay algunos consejos prácticos:
1. Lleva un diario de gratitud. Podemos establecer una práctica diaria en la que nos recordemos las cosas buenas que disfrutamos.
2. Recuerda lo malo. Para estar agradecidos, es útil recordar los tiempos difíciles que una vez vivimos y establecer un contraste explícito en nuestra mente. Este contraste es un terreno fértil para el agradecimiento.
3. Hazte tres preguntas. Podemos usar la técnica de meditación que implica reflexionar sobre tres preguntas: «¿Qué he recibido de __?», «¿Qué le he dado a __?» y «¿Qué problemas y dificultades he causado?»
4. Aprende oraciones de gratitud. A través de estas oraciones podemos reconocer la fuente última de todo lo que somos y de todo lo que seremos. Si te interesa recibir algunas de estas oraciones, puedes contactarnos en nuestras redes sociales o por texto o llamada al 314-317-4211.
5. Usa tus sentidos. A través de nuestros sentidos obtenemos una apreciación de lo que significa ser humano y del increíble milagro que es estar vivo. Visto a través del lente de la gratitud, el cuerpo humano no solo es una construcción milagrosa, sino también un regalo.
6. Usa recordatorios visuales. Los mejores recordatorios visuales son otras personas.
7. Piensa en forma creativa. Para aprovechar al máximo las oportunidades debemos buscar creativamente nuevas situaciones y circunstancias en las que sentirnos agradecido.
Se ha escogido el día de hoy para dar gracias, y dar gracias es bueno. Pero ¿qué tal si no me siento agradecido? ¿Qué tal si han pasado cosas no tan buenas en mi vida este año y no siento que tenga motivos para celebrar o dar gracias?
Si te sientes así, recuerda que la gratitud se puede desarrollar y aprender. Aprender a expresar la gratitud es una necesidad humana, es una conducta de carácter universal. Las intervenciones de gratitud pueden tener beneficios positivos en términos de bienestar, felicidad, satisfacción con la vida, estado de ánimo agradecido, disposición agradecida y afecto positivo, y pueden resultar en disminuciones de los síntomas depresivos.
Cuando te reúnas hoy alrededor de la mesa eleva una oración, dándole gracias a Dios e invitando al Señor a bendecirte y a estar contigo en los momentos buenos y en los difíciles, sea lo que sea, grande o pequeño, da gracias a Dios por las bendiciones que te llegan de sus poderosas y amorosas manos. Escríbelo. Repítelo. Alégrate en ello.