Si eres latino en Estados Unidos, es probable que hayas escuchado historias de nuestras familias trabajando duro para lograr el sueño americano. Desde pequeños nos han inculcado que el trabajo duro es la clave del éxito y que debemos esforzarnos al máximo para conseguir nuestras metas. Pero, ¿qué pasa cuando ese esfuerzo se convierte en una obsesión?
Hoy queremos hablarles de un tema que, aunque puede ser un poco incómodo, es importante y relevante para nuestra comunidad: el autoengaño y la adicción al trabajo. Es fácil caer en el autoengaño cuando estamos inmersos en la cultura del trabajo duro. Nos decimos a nosotros mismos que debemos trabajar más, que necesitamos ese ascenso o ese aumento de sueldo para poder vivir mejor, y que no podemos permitirnos un momento de descanso. Pero la verdad es que este tipo de pensamiento puede ser peligroso y llevar a una adicción al trabajo.
La obsesión con el trabajo afecta nuestra vida diaria. Las personas que sufren de adicción al trabajo pueden sentirse estresadas, ansiosas e incapaces de desconectarse del trabajo, incluso cuando están fuera del horario laboral. Esto puede afectar nuestra salud mental y física, así como nuestras relaciones personales y nuestra calidad de vida en general.
Pero, ¿quién de nosotros no ha experimentado alguna vez la sensación de estar corriendo una carrera? Quizás tengamos ambiciones grandiosas, largas horas de trabajo y un inevitable agotamiento. O tal vez sea la monotonía de las tareas diarias lo que nos impide llevar una vida significativa y alegre.
En ambos escenarios, tendemos a convencernos a nosotros mismos de que esto no durará para siempre. El autoengaño es una trampa en la que todos hemos caído en algún momento de nuestras vidas. Ya sea para evitar enfrentar la realidad o simplemente para justificar nuestras acciones, el autoengaño puede ser una forma peligrosa de proteger nuestro ego.
En esencia, fingimos que las cosas cambiarán mucho antes de lo que realmente sabemos que durarán. Pero, ¿por qué seguimos con el autoengaño? ¿Por qué fingimos que todo va a cambiar si en realidad no creemos en ello? Nos decimos a nosotros mismos y a nuestras familias que solo tenemos que pasar la Navidad, o la Pascua, o el regreso a clases, y luego podremos relajarnos. Nos autoengañamos pensando que solo tenemos que pasar la próxima semana, el próximo mes o el próximo año. Pero pasa la semana, el mes o el año, y seguimos sin cambiar el ritmo de vida ni obtener el descanso o la recreación que tanto necesitamos.
Es claro que no mentimos intencionalmente. Solo que sabemos que el costo de disminuir la velocidad es más alto de lo que estamos dispuestos a pagar. Entonces, utilizamos el incentivo imaginario de esa próxima temporada, cuando todos podremos relajarnos y estar juntos, como una herramienta para justificar trabajar aún más y por más tiempo en el momento presente.
Si bien es cierto que muchos de nosotros hemos venido a este país buscando oportunidades y una vida mejor, también es importante recordar que no todo en la vida se trata de trabajar. No tiene nada de mal estar comprometidos con nuestro trabajo, en realidad, es bueno que así sea porque demuestra que somos responsables y lo tomamos en serio, pero que eso no nos haga perder de vista las cosas importantes de la vida, como la familia, la comunidad y la cultura.
¿Alguna vez te ha pasado que estabas tan ocupado con tu trabajo que te olvidaste de ir a la final de fútbol del equipo de la escuela de tu hijo, o a la competencia de danza de tu hija? Quizás piensas que no es algo tan importante, pero en realidad has fallado en lo que realmente importa, que es estar presente en los momentos importantes de tu familia.
El autoengaño es una trampa en la que todos podemos caer en algún momento de nuestra vida, negando la realidad y creando una versión alterada de la verdad para justificar nuestras acciones o para protegernos del dolor emocional. Pero esto puede ser peligroso y perjudicial para nosotros y para quienes nos rodean.
Pero no todo está perdido. Veamos algunas sugerencias prácticas a tener en cuenta para vencer el autoengaño y vivir de manera auténtica, enfrentando los desafíos de la vida con integridad y honestidad.
Primero: Reconocer la verdad. Esto puede ser difícil, ya que a veces la verdad puede ser incómoda o dolorosa, pero es fundamental para nuestro crecimiento personal. Debemos tener la humildad de aceptar nuestras debilidades y errores, y de confrontar las consecuencias de nuestras acciones.
Segundo: Ser honestos. La honestidad es clave para vencer el autoengaño. Debemos ser honestos con nosotros mismos y con los demás acerca de lo que pensamos, sentimos y hacemos. Siempre es mejor enfrentar la verdad de frente, incluso si es difícil, en lugar de negarla y autoengañarnos.
Una evaluación honesta de cómo pasamos nuestro tiempo puede ser un gran paso para discernir cuán profundamente estamos inmersos en la obsesión con el trabajo. Al principio puede ser vergonzoso darse cuenta de lo lejos que nuestra verdadera administración del tiempo está de los valores que tenemos. Sin embargo, debemos ser amables con nosotros mismos.
Una forma de evaluar nuestro horario actual es reflexionar sobre cómo las actividades de nuestra vida están afectando (o no) nuestro bienestar. Según el Dr. William Glasser, cada ser humano tiene cuatro necesidades psicológicas básicas: intimidad, poder, libertad y diversión.
Para que nuestro estilo de vida sea sostenible a través del prisma de la salud psicológica, cada una de estas necesidades debe satisfacerse regularmente. Después de hacer un mapa de una semana típica en este ejercicio, debemos identificar específicamente cuándo y dónde se satisfacen estas necesidades para asegurarnos de que no nos estamos engañando para continuar con un ritmo de vida poco saludable.
Tercero: Tener una actitud de aprendizaje y crecimiento constante. Debemos estar dispuestos a reconocer nuestros errores y aprender de ellos, en lugar de justificarlos o negarlos. El autoengaño nos impide aprender y crecer, y nos mantiene atrapados en un ciclo de comportamiento autodestructivo.
Cuarto: Rodearnos de personas que nos apoyen. Esto es importante porque esas personas nos ayudarán a mantenernos honestos. Un amigo cercano o un mentor de confianza puede ser de gran ayuda para enfrentar la verdad y vencer el autoengaño.
Quinto: Tener un sentido de propósito y dirección. Cuando estamos enfocados en objetivos claros y significativos, tenemos menos probabilidades de caer en el autoengaño, ya que nuestras acciones están alineadas con nuestras metas y valores.
Sexto: Buscar un equilibrio. El éxito no se mide solo por el trabajo que hacemos. Por lo tanto, es saludable que busquemos un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. En lugar de obsesionarnos con el trabajo, podemos encontrar formas de involucrarnos en nuestra comunidad y celebrar nuestra cultura. Podemos compartir nuestras tradiciones culinarias, asistir a eventos culturales y participar en organizaciones comunitarias.
Nos autoengañamos cuando creemos que el éxito en la vida depende del trabajo y de lo que podemos lograr. Pensamos que, si trabajamos duro, tendremos todo lo que necesitamos, pero esto no es necesariamente cierto. El éxito también depende de nuestras relaciones, de nuestras metas personales y de nuestra salud mental, emocional y espiritual.
Es fácil caer en el autoengaño cuando estamos ocupados todo el tiempo. Nos decimos a nosotros mismos que debemos hacer más, que necesitamos estar ocupados para lograr el éxito, y que no podemos permitirnos un momento de descanso. Pero, recuerden mis queridos hermanos latinos en Estados Unidos, que la vida no se trata solo de trabajar duro y estar ocupado todo el tiempo. También se trata de encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal y de cuidar de nuestro bienestar general.
No estamos diciendo que sea fácil, pero sí que es posible, amigo. Nosotros aquí, en Sentido Latino, confiamos nuestros días a Dios, porque sabemos que él tiene un plan para nuestras vidas… y sabemos que también tiene un plan para la tuya.