La reconciliación
«Del dicho al hecho hay mucho trecho». Todos tenemos una que otra relación que ha sido dañada o rota por diferencias o peleas dolorosas. Todos sabemos que debemos tratar de reparar esas relaciones y reconciliarnos por nuestro propio bien. Pero, por algún motivo, no lo hacemos. Y es que a los seres humanos nos resulta fácil enojarnos, pero difícil reconciliarnos. Por eso Dios nos dice en Efesios 4:26:
«Enójense, pero no pequen; reconcíliense antes de que el sol se ponga».
Ni tú ni yo somos perfectos, por lo que en algún momento nos vamos a enojar. Dios nos anima a no pecar cuando nos enojemos y a reconciliarnos pronto. En este año que apenas comienza te invitamos a no desechar tus relaciones rotas, sino a intencionalmente tratar de reconciliarte con quienes te has distanciado.