Instrumento de paz
Un día, en medio de una tormenta furiosa, Jesús se paró en la proa de un bote y reprendió al viento y al mar. Ante el asombro de sus discípulos, el mar de Galilea quedó calmo como el cristal. Lo más probable es que ninguno de nosotros hagamos algo tan espectacular en la vida, pues no tenemos poder para controlar o cambiar la naturaleza. Pero todos podemos contribuir al bienestar de la sociedad viviendo en paz y llevando a otros por el camino de la paz. Escuchemos lo que nos dice el apóstol Santiago:
«La semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la paz.» Santiago 3:18 (LBLA)
Cuando Jesús, el dador de paz, vive en ti y tú en Él, puedes contar con Su sabiduría para hablar a vidas conflictivas y situaciones difíciles. Sé tú un instrumento de Su paz.