Desde siempre los seres humanos hemos estado preocupados por el futuro. En ocasiones por el futuro inmediato, como vencer en una batalla, o concretar un proyecto que tenemos en mente. Otras veces preocupados por el futuro a mediano o largo plazo, como por ejemplo el futuro de nuestro país o el de nuestros hijos. Es tiempo de pensar y actuar para construir un futuro diferente, mejor al que la apatía y la desesperanza general nos invitan a imaginar.