Ser un buen ejemplo
Dios nos ha dado la responsabilidad y el privilegio de enseñar a nuestros hijos a amarle a Él y al prójimo, a enseñarles a ser honestos e íntegros, a tener compasión y ser generosos. Enseñarles esos valores no implica simplemente transmitir conocimiento, sino también vivir de acuerdo con esos valores en nuestras propias vidas. Nuestro ejemplo es fundamental para que ellos comprendan y adopten esos principios en sus vidas. La Palabra de Dios nos dice en Tito 2:
«Tú mismo tienes que ser un buen ejemplo en todo.
Enséñales a hacer el bien y, cuando lo hagas,
hazlo con seriedad y honestidad» (Tito 2:7 TLA)
No perdamos la oportunidad única que tenemos de educar y moldear la mente, el corazón y la vida toda de nuestros hijos para que sean ciudadanos respetables, pero sobre todo, hijos de Dios.