El enojo

Regresa

El enojo es una emoción potente. Pero si no está bien guiado puede llevarnos por caminos oscuros, y si se permite que crezca sin restricciones puede convertirse en una fuerza destructiva. Sin embargo, cuando se maneja correctamente, puede ser un llamado a la justicia y la corrección. Dios nos invita a soltar la ira y desechar el enojo, reconociendo que una respuesta impulsiva puede alejarnos del camino de la rectitud, a través de las palabras del Salmo 37, donde dice:

“Refrena la ira, deja la furia; no te enojes, pues esto conduce al mal” (Salmo 37:8 NVI).

Busquemos la sabiduría divina para manejar nuestro enojo, guiados por la verdad y nutridos por la paz que sólo Cristo puede ofrecer. Que en la confrontación de nuestras emociones, encontremos el camino hacia la rectitud y la serenidad.

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