Nuestro defensor

Regresa

En tiempos de lucha, es reconfortante recordar que siempre podemos acudir a Dios y recibir su ayuda. En Él encontramos un defensor inquebrantable, alguien en quien podemos confiar plenamente, pues Él siempre está de nuestro lado. Él es nuestra luz en la oscuridad, nuestra salvación en el peligro y nuestra fortaleza en la debilidad. El Salmo 27 nos dice:

«El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién tendré temor?» (Salmo 27:1 LBLA).

Jesús es nuestro defensor eterno, quien nos sostiene en las batallas de la vida. Su sacrificio en la cruz y su intercesión continua nos asegura que nunca estamos solos en nuestras luchas. Confiemos en que Él es nuestro protector en todo momento, y pongamos nuestra esperanza en su poder para guiarnos en cada paso del camino.

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