• agosto 1, 2024
  • Cómo elegir nuestras emociones

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  • Introducción

    Continuando con las lecciones clave del libro ‘Construye la vida que quieres: el arte y la ciencia de ser más feliz’ de Arthur C. Brooks y Oprah Winfrey, hoy vamos a hablar sobre las emociones y cómo podemos hacer para elegirlas.

    Y es que todos tenemos la capacidad de decidir cómo nos sentimos, incluso en momentos desafiantes, cuando reconocemos que hay más de una forma de reaccionar y sentir y que nuestras emociones no tienen por qué estar determinadas por lo que nos sucede, sino que pueden ser moldeadas por cómo elegimos reaccionar.

    Es cierto que no es posible deshacernos por completo de las emociones negativas, y tampoco es deseable. Necesitamos la ira, la tristeza, el miedo y el disgusto. Pero a veces necesitamos reemplazar algunas de esas emociones negativas con reacciones más adecuadas y constructivas que nos lleven actuar de acuerdo a lo que deseamos y no a lo que sentimos.

    Esto es lo que se llama de sustitución emocional, que es una habilidad que requiere práctica y dedicación. Veamos, entonces, las siguientes pautas que nos ayudarán a actuar como queremos y no como sentimos.

    1. SER AGRADECIDOS

    La primera es cambiando nuestro enfoque y adoptando la gratitud como una práctica activa que marca la diferencia durante todo el año.

    Lo más probable es que todos hayamos vivido situaciones donde una crítica opacó los elogios que recibimos, sembrando la negatividad en nuestro estado de ánimo. Cuando algo así sucede, podemos elegir ocupar el lugar de esas emociones negativas con sentimientos positivos de gratitud.

    Está comprobado que el enfocarnos en la gratitud puede multiplicar por cinco nuestras emociones positivas, fortaleciendo nuestra capacidad para enfrentar desafíos, mejorando nuestras relaciones y contribuyendo a nuestro desarrollo personal.

    Llevar un diario donde agradecemos incluso por cosas triviales, y recurrir a la gratitud en situaciones difíciles, son prácticas clave para mejorar nuestro bienestar y perspectiva. Así que, durante todo este año, elijamos abrazar la gratitud para marcar una diferencia en nuestra calidad de vida.

    2. REIR MÁS

    Otra forma de reemplazar nuestras emociones negativas con algo más constructivo, llevándonos a actuar de la manera que deseamos y no de la que sentimos, es encontrar más razones para reír.

    En las décadas de 1960 y 1970, la revista Selecciones, del Reader’s Digest, ofrecía a sus lectores la sección especial «La risa, la mejor medicina». Aunque algunos chistes eran tan malos que causaban risa por lo terrible que eran, la realidad es que la risa se destacaba como una medicina emocional excepcional. Al examinar la ciencia detrás de este fenómeno, descubrimos que encontrar una razón para reír puede ser la clave de una vida más feliz.

    Es que la risa tiene casi el mismo efecto que una anestesia: reduce nuestro enfoque en el dolor y nos permite recordar las alegrías de la vida, incluso en medio de las situaciones más difíciles. Y aunque el ser gracioso no siempre está vinculado a ser más feliz, disfrutar del humor sí está relacionado con una mayor felicidad y bienestar.

    Además, cuando incorporamos la risa y el humor en la vida diaria no sólo nos beneficiamos nosotros, sino que también afectamos en forma positiva en los demás. Entonces, permitamos que la risa ilumine nuestro camino y contagie alegría a quienes nos rodean.

    3. TENER ESPERANZA

    Otra forma de reemplazar nuestras emociones negativas con algo más constructivo, es eligiendo tener esperanza. El pesimismo es una de las peores respuestas emocionales que sumerge a la persona en una negatividad constante.

    El mundo está lleno de personas que siempre ven lo peor, que inventan amenazas y que evitan enfrentar los desafíos, adoptando un comportamiento pasivo.

    Por su parte, la esperanza es una fuerza poderosa que ilumina el camino hacia una vida plena.
    La esperanza va más allá del optimismo, ya que implica la convicción de tomar medidas para mejorar las circunstancias. Cultivar la esperanza implica imaginar un futuro mejor, visualizarse tomando acción y pasar a la acción concretando metas para lograr una vida significativa. ¡Así que, elijamos la esperanza!

    4. CAMBIAR LA EMPATÍA EN COMPASIÓN

    La cuarta forma de reemplazar nuestras emociones negativas con otras más constructivas, es convirtiendo la empatía en compasión.

    Muchas veces nos toca enfrentarnos con la carga emocional de quienes sufren, ya sean familiares, cónyuges o amigos. Aunque la empatía puede parecer la respuesta más adecuada, su exceso puede tener consecuencias negativas tanto para el empático como para el que lo experimenta.

    La empatía, definida como sentir el dolor del otro, puede ayudar a aliviar la carga de la otra persona, pero a un costo emocional muy alto para el empático. Por lo tanto, es esencial ir más allá de la empatía y adoptar la compasión, que implica reconocer, entender y sentir empatía, pero también tolerar los sentimientos incómodos y, sobre todo, actuar para aliviar el sufrimiento.

    La compasión beneficia tanto a quien la muestra como a quien la recibe, transformando la conexión emocional en una fuerza que eleva el estado de ánimo y fortalece la capacidad de enfrentar los desafíos con valentía y amor.

    Ahora que hemos visto las cosas que podemos hacer para no reaccionar de acuerdo a lo que sentimos sino a lo que queremos, veamos algunos ejercicios simples que nos pueden ayudar en esta transformación. Ellos son:

    1. Llevar un diario de agradecimiento, donde cada día anotemos al menos tres cosas por las que estamos agradecidos. Este simple acto fomenta la gratitud y cambia nuestro enfoque hacia lo positivo.

    2. Reemplazar los pensamientos negativos con esperanza, imaginando un futuro mejor, detallando qué hace que sea mejor y el papel que nos toca jugar, y luego poniéndolo en práctica.

    3. Reconocer la diferencia entre ser empáticos y ser compasivos. Los padres empáticos sufren cuando un hijo adulto se mete en problemas, mientras que los padres compasivos resisten la tentación de rescatar a ese hijo de sus problemas. Las personas empáticas se congracian con el dolor del otro, mientras que las personas compasivas ven el dolor y buscan cómo ayudar a mitigarlo.

    4. Fortalecer los vínculos sociales estableciendo conexiones significativas con amigos y familiares. Las relaciones sólidas no solo nos brindan apoyo emocional, sino que también son fundamentales para nuestro bienestar general.

    5. Hacer el bien, por ejemplo, contribuyendo como voluntarios en una causa que nos apasione. El voluntariado nos proporciona satisfacción personal e impacta positivamente en nuestra salud mental y emocional.

    Incorporándolos a nuestra rutina diaria, estos ejercicios nos irán guiando hacia una vida más positiva y significativa.

    Conclusión

    Hoy hemos explorado y compartido lecciones clave sobre la autogestión emocional. Inspirados en el libro ‘Construye la vida que quieres: el arte y la ciencia de ser más feliz’ de Arthur C. Brooks y Oprah Winfrey, hemos visto consejos prácticos y métodos específicos para abordar las virtudes fundamentales de la vida, como la gratitud, la risa, la esperanza y la compasión.

    Escuchemos ahora lo que nos dice la Biblia sobre las virtudes, en palabras del apóstol Pablo: “… piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado” (Filipenses 4:8a).

    Al desafiar los pensamientos negativos y centrarnos en lo positivo, estamos siguiendo el consejo de Pablo de cultivar una mentalidad positiva y resistente que construye, que eleva el espíritu y nutre el alma. Esta elección deliberada de enfocarnos en lo bueno no sólo impacta nuestras emociones, sino que también da forma a la calidad de nuestra vida.

    A medida que cultivamos estas virtudes, notaremos que cada vez estaremos más enfocados en los demás de una manera productiva y generosa, y menos enfocados en nosotros mismos. Y este es el siguiente principio de la autogestión emocional que trataremos en los programas que siguen.

    Mientras tanto, abracemos el cambio, cultivemos una mentalidad positiva y construyamos la vida que anhelamos. Cada elección que tomamos, cada pensamiento positivo que cultivamos y cada acción compasiva que realizamos nos acercan un paso más hacia la plenitud y la felicidad.

    Que este camino esté lleno de alegría, descubrimientos y realizaciones para todos nosotros.

    ¡Adelante! ¡Con la ayuda de Dios, construyamos juntos la vida que queremos!


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