Y es que se ha comprobado que la actitud positiva tiene muchos beneficios. Entre ellos:
* Aumento de la expectativa de vida
* Menores tasas de depresión
* Niveles más bajos de angustia
* Mayor resistencia al resfriado común
* Mayor bienestar psicológico y físico
* Mejor salud cardiovascular y menor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares
* Mejor capacidad de afrontar una situación difícil durante las dificultades y los momentos de estrés
Hoy estaremos hablando sobre el arte de SABOREAR la vida. Una de las definiciones que el diccionario de a la palabra saborear, dice: Apreciar detenidamente y con deleite una cosa grata. Saborear la vida, entonces, es reconocer las cosas buenas de cada momento y disfrutarlas.
Esto me recuerda a un viaje que hicimos varios de mis hijos, mi esposa Brenda y yo a la casa de nuestra hija Noemí en Iowa. Nuestra hija Yaira Esther había venido de visita desde Panamá, así que alquilamos una van enorme y 16 personas viajamos desde Houston hasta Iowa para pasar un Año Nuevo con nieve. Fueron como 14 o 15 horas de viaje, pero nuestro hijo César Ernesto, que también iba con nosotros, tiene en su celular una lista de canciones para levantar el ánimo, así que las fuimos escuchando durante casi casi todo el viaje. Entre ellas había una que decía algo así como ‘para qué lloras, para qué sufres, tienes que gozar la vida…’. Yo pensaba cuán cierto es eso: en la vida hay muchos altos y bajos, pero aun así, es posible gozarla y disfrutarla, o mejor dicho, saborearla.
Afrontar vs saborear
El asunto es que muchas veces «afrontamos» y usamos mecanismos de defensa en momentos donde lo que se necesita es «saborear». Me explico: los mecanismos de defensa son aquellos mecanismos, principalmente inconscientes, que los individuos emplean para defenderse de y afrontar emociones o pensamientos que producirían ansiedad, sentimientos depresivos o una herida en la autoestima si llegasen a la consciencia. Entonces intentamos «lidiar» con estos sentimientos de diversas formas: podemos intentar cambiar el evento en sí o sus consecuencias, o podemos intentar cambiarnos a nosotros mismos para que el impacto negativo del evento disminuya.
Pero, ¿cómo «afrontamos» los eventos positivos de la vida, sus secuelas y los buenos sentimientos que se producen? Espero que hayan sonreído ante esta pregunta, porque «afrontar la situación» no es la palabra correcta cuando se trata de algo bueno. Sin embargo, lo cierto es que millones de personas alrededor del mundo AFRONTAN los placeres de la vida en vez de SABOREARLOS.
Con la excusa del viejo dicho de que «el orgullo va antes de la caída», refrenamos nuestra felicidad cuando hemos logrado algo con éxito. Es posible que nos preocupemos de que otros se resientan con nosotros si nos mostramos felices. Nuestra predisposición habitual para saborear o no, es una característica relativamente estable que puede medirse de forma fiable. ¿Cómo lo hacemos? Preguntándonos con qué frecuencia nos sentimos bien:
* cuando anticipamos eventos positivos en el futuro,
* cuando saboreamos los momentos presentes
* y cuando recordamos los momentos buenos del pasado.
Las personas que saborean habitualmente los eventos positivos, en vez de afrontarlos como quien resiste una ola del mar, son ciertamente más felices y en general están más satisfechos con la vida, son más optimistas y sufren menos de depresión.
En la práctica
La realidad es que saborear es algo bueno, buenísimo. Entonces, ¿qué podemos hacer para aprender a saborear? Para comenzar, la próxima vez que nos ocurra algo bueno, algo placentero, podemos detenernos y disfrutarlo. Puede ser una carta o un elogio en el trabajo, pero también puede ser una buena calificación, una excelente comida, una conversación interesante o una aventura espontánea. Independientemente de lo que sea, disfrutemos de este evento. A continuación les sugerimos las siguientes estrategias:
1. Compartir con otros: puedes buscar a otros para compartir la experiencia. Si eso no es posible, diles a los demás cuánto valoraste el momento.
2. Crear memorias: toma fotografías mentales o incluso un recuerdo físico del evento y recuérdalo más tarde con los demás, intencionalmente.
3. Felicitaciones personales: no tengas miedo del orgullo. Dite a ti mismo lo impresionados que están los demás y recuerda cuánto tiempo has esperado para que esto suceda.
4. Agudizar las percepciones: enfócate en ciertos elementos de la experiencia y bloquea los otros.
5. Absorber: Déjate sumergir por completo en el placer de la ocasión y trata de no pensar en otros asuntos.
El placer está disponible para casi todos, al igual que la capacidad de mejorarlo. El verdadero desafío es hacer de «saborear» un hábito. No acumules tus placeres ni trates de experimentarlos simultáneamente. Tómalos uno a la vez y disfruta de cada uno por derecho propio.
Por ejemplo, la próxima ocasión en la que se intercambian regalos, ya sea Navidad, un cumpleaños, un aniversario de boda o una celebración de jubilación, da un sólo regalo, abre un sólo regalo y SABORÉALO.
O intenta esto la próxima vez que vayas a un buen restaurante: no pidas un aperitivo delicioso, un plato principal delicioso, un vino delicioso y un postre delicioso. Elige uno y sólo uno para que sea el centro de tu comida y saboréalo sin inundar tus papilas gustativas con todo lo demás.
Conclusión
¡Hoy es un día de fiesta por el simple hecho de que es jueves! También es un día de fiesta porque estamos vivos. ¡Vamos a saborear nuestras bendiciones! También es un día de fiesta porque pronto festejamos el Día de la Independencia.
Tanto aquí, en los Estados Unidos, como en todos los países del continente americano, una vez al año honramos a quienes tuvieron el valor de independizarse, de cortar los lazos con quienes, de alguna forma, mantenían a los habitantes de este continente bajo servidumbre. Y los honramos con justa razón, ya que su obra nos legó un espacio propio donde desarrollarnos y prosperar bajo la bendición divina.
Es posible que no podamos entender en toda su magnitud lo que significa luchar por la independencia, porque para nosotros ya es historia y no tuvimos que pasar por las luchas y los desvelos que nuestros próceres pasaron. Pero aun así es nuestro deber, privilegio y alegría, celebrar y saborear la libertad que esas luchas y héroes lograron para nosotros.
Aquí, en Sentido Latino, elegimos celebrar, disfrutar y saborear no solo el día de la independencia, sino también la liberación que el Señor Jesús nos trajo cuando, mediante su muerte en una cruz, nos liberó de la servidumbre al pecado, al diablo, ¡y aún a nosotros mismos! Jesús se merece toda nuestra honra. ¡Honor y gloria al Libertador del mundo!
Ciertamente, no tenemos ni idea del dolor, los desvelos y el sufrimiento que Jesús pasó para lograr nuestra salvación. Apenas podemos imaginar las incomprensiones e injusticas que tuvo que soportar para que tú y yo podamos vivir en paz con Dios y con nuestro prójimo. Entonces, saboreemos juntos esa libertad divina y personal.
¡A saborear se ha dicho!