• agosto 8, 2024
  • ¿El centro del universo?

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  • Introducción

    Siguiendo con las lecciones inspiradoras del libro ‘Construye la vida que quieres’, de Arthur Brooks y Oprah Winfrey, hoy vamos a hablar específicamente sobre el poder transformador de enfocarnos menos en nosotros mismos, descubriremos cómo liberarnos de la ansiedad por la aprobación y qué podemos hacer para superar la envidia destructiva.

    Es que cuando nos concentramos excesivamente en nosotros mismos, creyendo falsamente que somos el centro del universo, tendemos a aislarnos y corremos el riesgo de no ser felices. En cambio, cuando dirigimos nuestra atención hacia los demás, ya sea prestando ayuda a los necesitados, sirviendo como voluntarios en una escuela u hospital, o cultivando relaciones con personas que se sienten solas, nos sentimos más felices y mejora nuestro bienestar general.

    Entonces, enfocarnos menos en nosotros mismos y en nuestros deseos nos permitirá ser más felices. Esto no significa que debamos dejar de cuidarnos o de prestar atención a nuestras propias necesidades. Como dicen en las aerolíneas, debemos «ponernos primero la máscara de oxígeno nosotros» cuando se trata de la felicidad, para luego poder ayudar a que los demás también lo sean.

    Porque cuanto más nos maravillamos con el mundo que nos rodea, observándolo sin juicios y con admiración, más fácil nos resulta encontrar una conexión más profunda con él.

    Otra forma de enfocarnos menos en nosotros mismos para ser más felices es dejando de preocuparnos por lo que los demás piensen.

    Hay una diferencia entre prestar atención y ocuparnos por los demás, y preocuparnos por lo que los demás piensan de uno. Lo primero es útil y necesario, mientras que lo último puede llegar a ser egocéntrico y destructivo. Todos tenemos la tendencia a preocuparnos por la aprobación de los demás, y esto lo vemos muy claramente hoy en día en el uso y abuso que muchos hacen de los medios sociales. Esta ansiedad por ser aprobados puede afectar en gran manera la calidad de vida, cargándonos de vergüenza o de miedo a ser juzgados.

    Otra forma de enfocarnos menos en nosotros mismos para ser más felices es no regando la planta de la envidia.

    No podemos ignorar la influencia destructiva de la envidia en nuestras vidas y relaciones. La envidia contamina nuestras interacciones y nos impide disfrutar de la vida. La envidia actúa como un asesino de la felicidad, generando dolor real y afectando negativamente la salud mental y el bienestar a largo plazo.

    Pero también existe la envidia benigna, que conlleva un deseo de superación personal. La envidia benigna, si bien también nos hace sentir mal porque no tenemos lo que otros tienen, nos da la fuerza y propósito para superarnos y tratar de obtenerlo.

    ¿Cómo logramos esto de no regar la «planta» de la envidia?

    • Primero, enfocándonos en los aspectos ordinarios de la vida de los demás, en vez de solo ver los aspectos sobresalientes, que probablemente no los hagan tan felices.
    • Segundo, limitando la exposición a las redes sociales, donde es más fácil pretender ser o tener lo que no se es o se tiene, y donde uno se compara con una comunidad de la cual en realidad no forma parte.
    • Y tercero, mostrándonos tal cual somos, con nuestras virtudes y defectos.

    El versículo bíblico «No juzgues, para que no seas juzgado» se presenta en el libro como una guía esencial para vivir con una perspectiva saludable hacia uno mismo, hacia los demás y hacia el mundo exterior.

    “No juzgar” implica enfocarnos en los demás de una manera sana, sin emitir juicios por sus conductas. “No ser juzgados” implica no prestar demasiada atención a las opiniones de los demás y preocuparnos menos por lo que piensen de nosotros.

    Aquí les ofrecemos algunas ideas que pueden ayudarnos a enfocarnos menos en nosotros mismos:

    1. Dedicar tiempo a causas importantes, como ser voluntarios en comedores de beneficencia locales, participar en limpiezas ambientales o dar clases particulares a niños necesitados.

    2. Ofrecer apoyo a amigos o familiares que puedan estar atravesando momentos difíciles, ya sea con ayuda práctica o simplemente apoyando con nuestra presencia.

    3. Involucrarnos en grupos u organizaciones que estén alineados con nuestros valores, como grupos religiosos, organizaciones cívicas o movimientos sociales que buscan crear un cambio positivo.

    5. Hacer una lista de las conexiones que tenemos con familiares y amigos, y proponernos fortalecer esos lazos.

    Conclusión

    Ningún cambio sucede de la noche a la mañana, pero cada paso que damos en la dirección correcta nos acercará más a vivir una vida plena y feliz. Este camino de autodescubrimiento y crecimiento emocional requiere práctica y paciencia, ya que no se trata de eliminar las emociones, sino de aprender a gestionarlas y encontrar equilibrio en nuestras vidas.

    Recordemos que al concentrarnos excesivamente en nosotros mismos, corremos el riesgo de experimentar infelicidad y aislamiento. Por eso debemos tener cuidado con las actitudes egocéntricas, la competitividad desmedida, el materialismo y el estrés asociados con este enfoque.

    En vez de eso, podemos dirigir la atención hacia los demás con acciones como ayudar a los necesitados, ser voluntarios, cultivar relaciones y enfocarnos en valores compartidos para ser más felices y mejorar nuestro bienestar.

    Al explorar la importancia de enfocarnos menos en nosotros mismos, hemos aprendido valiosas lecciones sobre la conexión con los demás, liberándonos de la preocupación por el juicio externo y evitando la envidia destructiva.

    Al centrarnos menos en nosotros mismos, abrimos espacio para la conexión genuina con los demás, para contribuir al bienestar de nuestra comunidad y, en última instancia, para construir la vida que realmente deseamos.


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