Hoy hablaremos sobre la elección que todos tenemos de ser dueños y disfrutar de nuestra vida, o de escapar de ella y evitar hacernos responsables. Es una elección importante que puede cambiar completamente la forma en que vivimos cada día.
Es cierto que a veces la vida puede ser estresante y agotadora. A menudo nos sentimos presionados para tener éxito en el trabajo, mantener relaciones saludables y satisfacer las expectativas de nuestra familia y amigos. La manera en que enfrentemos esos momentos estresantes determinará la calidad de vida que llevemos.
¿Qué significa para ti escapar de la vida? Piénsalo un momento. De lo que estamos hablando aquí, es de cuando tratamos de escapar de los problemas de la vida cediendo a la tentación de buscar rituales sin sentido para desconectarnos de todo y evitar así sentir o pensar en cómo seguir adelante.
Por ejemplo muchas veces, cuando estamos estresados, cansados o frustrados con nuestras circunstancias, pensamos que es más fácil refugiarnos en el alcohol, las drogas, los videojuegos, la comida chatarra o incluso pasando todo el día en las redes sociales.
Vale aclarar que ni las redes sociales, ni una copa de vino, ni los videojuegos son malos en sí mismos, y pueden ser una buena opción para relajarnos después de un día duro. El problema viene cuando los usamos para anestesiarnos y no hacernos cargo de los pensamientos y sentimientos que nos frustran, estresan, cansan y agobian, escapando de la realidad de la vida y sin hacer nada para mejorarla.
Pero la realidad es que escapar de la vida nunca nos va a llevar a la felicidad. Porque la felicidad no se encuentra en la evasión de la vida, sino en la plena participación en ella. Si estamos siempre escapando, nunca vamos a encontrar la felicidad que viene con vivir en el momento presente.
Por otro lado, cuando decidimos ser los dueños de nuestra vida aun cuando ésta sea difícil, enfrentando las dificultades, desilusiones y frustraciones, abrimos las puertas a una vida llena de aventura, emoción y alegría. Cuando participamos activamente en nuestra vida aceptando tanto lo bueno como lo no tan bueno que nos toca vivir, nos damos cuenta de lo mucho que tenemos y aprendemos a encontrar belleza en los pequeños detalles de la vida, como un paseo por el parque en un día soleado, una comida deliciosa con amigos y familiares, o incluso una charla interesante con un extraño.
Lo que sí es bueno que hagamos de vez en cuando, es «desconectarnos» de la rutina, ya sea a través de un viaje, una meditación, ejercicio físico, un pasatiempo o una simple caminata en un parque. Este ‘desconectarnos’ del ajetreo y los problemas diarios es una forma saludable de aliviar el estrés y recargar nuestras baterías.
Es cierto que a menudo nos encontramos lidiando con muchas presiones y preocupaciones en nuestras vidas diarias. Desde el trabajo y la escuela hasta la familia y las relaciones, puede ser difícil mantenerse presente en el momento y participar plenamente de la vida. Es por eso que es importante hacer un esfuerzo para mantenernos presentes y atentos al momento que estamos viviendo. Cuando prestamos atención a nuestro entorno y a nosotros mismos, podemos mejorar nuestra salud mental, reducir el estrés y la ansiedad, y encontrar más felicidad y satisfacción en la vida de cada día.
El ser dueños de nuestra vida y participar activamente en ella nos permite estar en el presente y disfrutar de los pequeños momentos que la vida nos regala, en lugar de preocuparnos constantemente por el futuro o el pasado. Nos ayuda a conectarnos con nuestras emociones y necesidades, y a tomar decisiones más conscientes y deliberadas.
También puede ayudarnos a conectarnos mejor con las personas que nos rodean, incluyendo a nuestra familia, amigos y comunidad. Al estar presentes y comprometidos en nuestras relaciones, podemos fortalecer nuestras conexiones y construir relaciones más significativas y duraderas.
Lo primero que debemos recordar, es que nuestra salud mental y emocional son tan importantes como nuestro trabajo y nuestras responsabilidades. Si no encontramos un equilibrio adecuado desenchufarnos y participar de la vida, podemos poner en riesgo nuestra salud y felicidad a largo plazo.
Entonces, ¿cómo podemos dejar de escapar de la vida y empezar a disfrutarla adueñándonos de ella y estando presentes más plenamente? Aquí hay algunas ideas:
1. Aprendamos a apreciar las cosas buenas de la vida. En lugar de centrarnos en lo malo o en lo que nos falta, enfoquémonos en las cosas que ya tenemos. Pensemos en todas las personas y cosas maravillosas que nos rodean (si es necesario, hagamos una lista de ellas), y aprendamos a valorarlas más.
2. Rodeémonos de personas positivas. Pasar tiempo con personas que nos hacen sentir bien es clave para disfrutar de la vida. Busquemos amigos y familiares que nos apoyen y animen, y tratemos de evitar aquellos que son negativos y están siempre quejándose.
3. Hagamos cosas que nos apasionan. Preguntémonos: ¿qué cosa siempre he querido hacer pero nunca me he atrevido a intentarlo? Quizás sea pintar, aprender repostería, tocar un instrumento o cantar, practicar un deporte, escribir poesía o ayudar en una escuela. Cuando tengamos la respuesta, pongamos los medios necesarios para hacerla.
4. Aprendamos a vivir en el momento presente. Muchas veces nos preocupamos tanto por el futuro o nos lamentamos tanto del pasado, que no disfrutamos del presente. Uno de los mejores regalos que podemos hacernos es aprender a estar presente en el momento y a apreciar lo que está sucediendo aquí y ahora.
5. Disfrutemos de la vida. Se dice que la risa es la mejor medicina, así que busquemos actividades y oportunidad no solo para reír, sino también para divertirnos sanamente y disfrutar de la vida al máximo.
Obviamente, no todas las actividades son una forma de escape. Pero hay veces en las que hasta leer un libro, algo que parece inofensivo y hasta apropiado, no es más que una excusa para escapar y no enfrentar las decepciones que no queremos reconocer, como una conversación vulnerable con nuestra pareja o sentimientos que queremos evitar por completo.
El truco es reconocer qué nos motiva a hacerlo y, una vez que lo tenemos en claro, actuar de acuerdo a ello. Estamos hechos para la conexión amable, para estar comprometidos de manera reflexiva, emocional y física en nuestra vida diaria. Entonces, cuando el estrés te tiente a cerrarte, reconócelo y lucha contra él.
Todos tenemos la posibilidad de ser los dueños de nuestra vida y de participar plenamente en ella. Cuando así lo hacemos, fortalecemos nuestras relaciones y construimos relaciones más significativas y duraderas, a la vez que mejoramos nuestra salud mental y emocional. Cuando somos dueños de nuestra vida y participamos plenamente en la vida, vivimos con emoción y alegría y encontramos belleza hasta en los más pequeños detalles de la vida.