El matrimonio y la relación de pareja puede llegar a ser la mayor bendición en la vida de una persona. Pero también puede llegar a ser un peso enorme e insoportable. En el programa anterior hablábamos de las estaciones del matrimonio. Decíamos que la relación de pareja pasa por diferentes estaciones y que, cuando entendemos la estación por la que estamos atravesando, podemos tener una relación con paz y alegría. Usamos la metáfora del invierno, primavera, otoño y verano que usa el doctor Gary Chapman para descubrir juntos las estaciones en las que se encuentra nuestras relaciones de pareja y también aprendimos algunos consejos para cada estación.
Por ejemplo: a veces nuestra relación de pareja se encuentra en invierno, desalentados, separados o insatisfechos; otras veces estamos en la primavera, con frescura, esperanza y anticipación. En otras ocasiones disfrutamos del sol del verano y estamos cómodos, tranquilos, disfrutando de la vida. Y después llega el otoño y trae incertidumbre, negligencia y temores. Y este ciclo se repite muchas veces a lo largo de la vida de un matrimonio, así como las estaciones se repiten en la naturaleza.
¿Pero, qué hacer? ¿Cómo comportarnos de forma intencional para mejorar cada vez más nuestra relación de pareja mientras pasamos por las diferentes estaciones del matrimonio? De eso queremos conversar el día de hoy. El doctor Chapman sugiere 7 estrategias. El día de hoy hablaremos de las primeras 4 y en la parte 2 de este programa, hablaremos de las últimas 3.
Tratar con los errores del pasado a menudo quita del medio los escombros en una relación y pavimenta el camino para implementar las otras estrategias. Esta estrategia de lidiar con errores pasados se aplica a las cuatro estaciones del matrimonio, porque todos tenemos errores que deben ser confesados y perdonados. Las parejas que se encuentran en el invierno o el otoño tal vez tengan listas enormes de errores pasados que nunca han sido procesados. Las parejas en primavera o verano necesitarán tratar con los errores que ocurren como parte normal de la vida y no deben permitir que se guarden y lleguen a ser una barrera para la intimidad.
Paso 1: Identificar los errores pasados
El primer paso para tratar con los errores pasados es identificarlos. Separa dos horas en tu calendario para sentarte y sinceramente pensar en los errores que has cometido que han afectado a tu pareja. Piensa en las veces que le has herido o que le has tratado sin cariño. Escríbelas todas.
La siguiente semana, si tienes una buena relación con tus hijos o con tus padres, pregúntales qué actitudes o momentos han observado ellos en ti que han lastimado tu matrimonio.
Por último, la siguiente semana, escribe una lista de los momentos en los que tu cónyuge te ha herido a ti. Puedes hacerlo en orden cronológico a través de los años o a medida que los vas recordando. Vas a comenzar cada frase con: «Me sentí». Luego se comparten las listas con la pareja. No para condenarlos sino para informarlos.
Paso 2: Confesión y arrepentimiento
Después, vamos a tomarnos dos horas juntos y vamos a usar las listas que hicimos. En silencio vamos a leer la lista que nosotros hicimos con los momentos en que hemos herido a nuestra pareja. Luego vamos a usar la otra lista, en la que anotamos las ocasiones en las que nuestro cónyuge nos hirió. Las intercambiamos y las leemos en silencio independientemente. Luego, con un corazón sincero, le vamos a confesar a Dios nuestros errores y fallas y luego a nuestra pareja. Y no debemos juzgar la sinceridad de la otra persona. Tenemos personalidades diferentes. Algunas personas lloran con más facilidad que otras. No esperes que tu cónyuge exhiba las mismas expresiones corporales que tú. Decide recibir las palabras de tu cónyuge como una expresión genuina y como una disculpa.
Paso 3: El perdón
Por último, vamos a pedir y ofrecer perdón genuinamente. El perdón no es un sentimiento. Es la decisión de quitar la culpa de errores pasados y de declarar perdonado al cónyuge. Perdonar no quiere decir que no vayas a volver a pensar en ese asunto, ni tampoco significa que no vayas a volver a experimentar el dolor que acompaña al recuerdo. Lo que quiere decir es que ya no vas a contar ese error o dolor contra tu cónyuge, que no nos vamos a echar en cara de nuevo los errores pasados. Cuando hemos confesado y nos hemos arrepentido frente a Dios —y Dios nos ha perdonado—, decidimos perdonarnos el uno al otro.
Lo que pensamos ejerce gran influencia en lo que hacemos. De la misma manera, nuestras acciones ejercen gran influencia en nuestras emociones. Esta conexión entre la actitud y las acciones abre la puerta a la esperanza para todas las parejas. Si podemos cambiar nuestra forma de pensar, podemos cambiar la estación de nuestro matrimonio. Los matrimonios en verano y primavera se crean y se mantienen mediante actitudes positivas. Los matrimonios en otoño e invierno se caracterizan por actitudes negativas.
Paso 1: Reconoce tu forma negativa de pensar.
Paso 2: Identifica las características positivas de tu cónyuge. Te sugiero que hagas una lista. Pídele a Dios que te traiga a la mente todas las cosas positivas de tu cónyuge, y escríbelas. Consigue la ayuda de tus hijos.
Paso 3: Enfócate en esas cualidades positivas. Comienza dándole gracias a Dios por cada una de ellas. Si estás profundamente herido y quieres hablarle a Dios sobre tus heridas antes de darle gracias, está bien. Repasa tu lista todos los días, dándole gracias a Dios por las cualidades positivas de tu cónyuge. Pídele que cambie tu manera de pensar hacia lo positivo.
Luego, comienza a expresar apreciación verbal a tu cónyuge por las cosas positivas que veas. Asígnate una meta, como un cumplido por semana durante el primer mes, luego dos por semana el segundo mes, y entonces tres por semana el tercer mes, y así sucesivamente hasta que llegues a un cumplido por día. Una actitud positiva expresada en afirmaciones positivas tiende a crear una respuesta positiva. El hielo del invierno comienza a derretirse y nace la esperanza de la primavera.
Nada tiene más potencial para cambiar la estación de tu matrimonio que aprender la verdad acerca del amor. Sin importar en qué estación se encuentre tu matrimonio ahora, si aprendes a hablar el lenguaje de amor de tu cónyuge mejorarás tu comunicación, llenarás el tanque de amor de tu pareja y fortalecerás tu relación. Si tu matrimonio se encuentra en otoño o invierno, aprender a hablar el lenguaje de amor de tu cónyuge puede ser la clave que haga que tu unión dé un giro y avance hacia la primavera y el verano.
Los 5 lenguajes del amor son:
• Palabras de afirmación
• Tiempo de calidad
• Dar/recibir regalos
• Actos de servicio
• Contacto físico
¿Cómo puedes descubrir cuál es el lenguaje de amor de tu pareja? Es simple. Escucha las quejas de tu cónyuge:
* «¿Quieres decir que no me has traído nada? ¿No me echaste de menos mientras estabas fuera?» (Recibir regalos)
* «Ya no pasamos tiempo juntos. Somos como dos barcos que pasan uno al lado del otro en la oscuridad.» (Tiempo dedicado con exclusividad)
* «No creo que quisieras tocarme si yo no lo iniciara.» (Contacto físico)
* «Nunca hago nada bien. Todo lo que haces es criticarme. Nunca te puedo complacer.» (Palabras de afirmación)
* «Si me amaras, harías algo en casa. Nunca levantas ni un dedo para ayudar.» (Actos de servicio)
Por lo general, cuando nuestro cónyuge se queja, nos irritamos. Pero en realidad nos está dando una valiosa información. A menudo, las quejas expresan el anhelo profundo de amor emocional de nuestro cónyuge. Si aprendemos su lenguaje principal del amor —y lo hablamos— tendremos una pareja más feliz y un matrimonio mejor.
La comunicación sincera es el nervio que mantiene a las parejas en la primavera o el verano. De igual forma, la falta de comunicación es lo que trae el otoño o el invierno.
Cuatro claves para escuchar con empatía
* Escucha con una actitud de comprensión y no de juicio.
* No emitas juicios acerca de las ideas de tu cónyuge.
* Dile palabras de aprobación, aun cuando no concuerdes con sus ideas.
* Comparte tus propias ideas sólo cuando tu cónyuge se sienta comprendido.
Cuando tu cónyuge comience a hablarte, pídele a Dios que te ayude a recordar y aplicar las habilidades que van a ser más significativas para él o ella. Pronuncia a diario la oración de San Francisco de Asís, que dijo: «Maestro Divino, concédeme que no busque… ser comprendido, sino que busque comprender». Esta es una oración que Dios contestará.
Recuerda que la relación de pareja pasa por diferentes estaciones. Si entendemos las estaciones por las que estamos atravesando, tendremos una relación con paz y alegría. Hoy conversamos acerca de qué hacer y cómo comportarnos de forma intencional para mejorar cada vez más nuestra relación de pareja, mientras pasamos por las diferentes estaciones del matrimonio. El doctor Chapman sugiere 7 estrategias. El día de hoy hablamos de las primeras 4 y en la parte 3 de este programa, hablaremos de las últimas 3.
LA ESTRATEGIA 1 te desafía a tratar con tus errores pasados. Los errores solos no destruirán un matrimonio, pero los errores no confesados y no perdonados sí lo harán.
LA ESTRATEGIA 2 te recuerda que a menudo la actitud hace la diferencia entre el invierno, la primavera, el verano o el otoño. Una actitud negativa y crítica te empuja hacia la frialdad del invierno; mientras que una positiva —que busca lo mejor en tu cónyuge y lo apoya— lleva a la calidez de la primavera y el verano.
LA ESTRATEGIA 3 te alienta a descubrir y hablar el lenguaje del amor principal de tu cónyuge. Todos tenemos una necesidad emocional profunda de sentirnos amados. Cuando suples esa necesidad en tu cónyuge, puedes crear un clima para que comience a florecer tu matrimonio.
LA ESTRATEGIA 4 te da las herramientas necesarias para desarrollar el arte de escuchar con empatía. Cuando tu cónyuge está hablando, lo más poderoso que puedes hacer es escuchar. Sólo cuando escuchas con empatía llegarás a entender los pensamientos, sentimientos y deseos de tu cónyuge. La comprensión lleva a un florecimiento de la intimidad.
Ahora que has descubierto las cuatro estaciones del matrimonio y las primeras cuatro estrategias para mejorar tus estaciones, queremos desafiarte y animarte a que desarrolles un plan para aplicar estos principios a tu relación.