Detalle de lo tratado
Introducción
Comunicarnos significa intercambiar un mensaje con otra persona con la intención de conectarnos. A través de la comunicación es como conocemos a nuestra pareja, su vida, deseos, pasiones, valores, temores, etc.
Una buena comunicación fortalece la relación de pareja, y establece un vínculo que mejora nuestra calidad de vida. Para que esto se logre, debemos tener un dialogo respetuoso acompañado de expresiones corporales congruentes. Es importante hablar sin atacar e ir al punto.
Benjamín Franklin dijo: «No basta con decir una cosa correcta en el lugar correcto; es mejor no decir algo incorrecto en un momento tentador».
¿Cómo debe ser la comunicación?
Causas de la falta o de la mala comunicación
La frustración y el enojo son emociones que nos ponen a la defensiva. Nos hacen actuar de una manera intolerante e inmadura. Crean muros que impiden que nos hieran pero también impiden la salida de información útil para resolver el conflicto. La comunicación se detiene.
Cuando uno está enojado, hace ruidos que parecen comunicación, pero ya no es saludable ni clara. Ahora tenemos un conflicto, empieza la batalla y la conversación se convierte en un debate para ver quién ganara. La actitud defensiva nos impide ver el punto de vista de la otra persona.
Cuando estamos actuando a la defensiva no podemos exponer nuestros puntos de una manera clara y objetiva. Tendemos a exagerar nuestro punto, asumimos posiciones rígidas y no aceptamos soluciones flexibles. La comunicación está detenida.
Cuando actuamos a la defensiva, no podemos tratar sobre temas delicados que nos afectan, porque la actitud defensiva aumenta, dando lugar entonces a, la discusión, la culpabilidad, la negación y hostilidad.
Decir una cosa queriendo decir otra, hace que el mensaje no sea escuchado porque no es claro. Esto causa confusión, enojo y frustración en el cónyuge y tiene una connotación totalmente negativa. Es una comunicación indirecta y manipuladora.
Esto ocurre, en primer lugar, por temor a pedir exactamente lo que queremos. Es más fácil decirlo indirectamente. Pensamos que nuestro cónyuge «podrá leer nuestra mente» y saber lo que queremos, lo cual muy pocas veces sucede.
En segundo lugar, si somos claros y directos, nos exponemos al rechazo y tendríamos un problema mayor el cual no sabríamos como manejar.
En tercer lugar, le otorgamos el beneficio de la duda a nuestro conyugue. Actuamos mansa y calladamente para que él o ella adivinen lo que queremos. Es cómodo y fácil.
Para ser directos y claros necesitamos hacer un gran esfuerzo al cual no estamos acostumbrados o no aprendimos cómo hacerlo. Comunicarse es una habilidad que se cultiva y es necesario tiempo y esfuerzo para cultivarla.
Muchas veces actuamos oscuramente, con una máscara, queriendo engañar. Es más fácil comportarnos como un camaleón y ser lo que el otro quiere que seamos antes que ser honestos y claros. Esto es una forma de codependencia, ¡necesitamos ser aceptados! Nos asusta hablar, en especial cuando nos hace vulnerables. Nos cuesta decir las cosas como son y nos reprimimos o decimos algo que no es verdad o no decimos toda la verdad.
Prestar atención incluye escuchar de verdad. En cierta forma, eso nos libra de nuestros propios juicios porque escuchamos lo que nos quieren decir y no lo que nosotros queremos oír. Dejamos de lado nuestros prejuicios y creencias para poder oír la nueva información que nos comparten. Es una forma de «acallar lo conocido y dar la bienvenida a lo desconocido». A veces las cosas no son como parecen, pero si escuchamos prejuiciosamente, no las podemos comprender. Si ponemos atención, escucharemos con «el alma» lo que se está diciendo y también lo que no se está diciendo.
¿En qué punto de tu vida te encuentras? ¿Podrías asumir la responsabilidad del lugar en donde estás ahora sin culpar a nadie?
Si te divorciaste, puedes hablar de eso claramente asumiendo tu parte de responsabilidad en el hecho. Si tu pareja adulteró, confiésale tus sentimientos al respecto y valora tu decisión. Si mentiste o adulteraste, no te justifiques diciendo: es que ella nunca… o es que él siempre…, me vi obligado a … No te niegues a vivir en el presente.
Para ser responsable de tu presente debes profundizar en tus sentimientos y descubrir lo que te molesta, tus errores y lo que deseas lograr. Este ejercicio te ayudará a conocerte a ti mismo y a escuchar con atención las peticiones y quejas de tu pareja.
Recursos: