Podemos pedirle a Dios por un milagro confiadamente. Dios siempre nos escucha y tiene el poder de hacer lo que Él quiera cuando Él quiera. Pero debemos tomar en cuenta que no siempre nuestro Padre nos responderá como queremos. A veces responde sí, otras responde no y otras todavía, pero siempre responde. Dios sabe lo que es mejor para nosotros siempre y basado en eso, responde nuestra oración.
DETALLE DE LO TRATADO
Introducción
¿Magia, ciencia o milagro?
Definiciones
Conclusión
INTRODUCCIÓN
¿Qué crees tú que piensa la mayoría de la gente: que los milagros existen, o no? ¿Cree la gente hoy en día en lo sobrenatural? Yo creo que las opiniones están divididas. ¡Y es que hay demasiados mitos y supersticiones, sobre todo en nuestra cultura hispana, que hacen difícil creer en nada!
Algunos piensan que los milagros son magia o trucos para engañar o impresionar. Otros piensan que los milagros son eventos explicables por la ciencia que, como las personas no entienden, le ponen la etiqueta de milagro. Y otros se van al extremo de pensar que todo lo que sucede es un milagro.
Y así están divididas las opiniones en cuanto a los milagros. ¿Tú qué opinas? Eso raro que le ocurrió a tu compadre, a tu vecina o a ti mismo, ¿será magia, tendrá una explicación científica o será un milagro de verdad?
¿MAGIA, CIENCIA O MILAGRO?
Magia
A veces pensamos que esos eventos raros e inexplicables son magia, porque los latinos hemos crecido en ese ambiente. Por ejemplo, cuando mis hijos estaban pequeños, les contábamos del «ratón mágico» que, cuando dormían, tomaba el diente que ponían debajo de sus almohadas y les dejaba dinero. En los Estado Unidos le dicen el «tooth-fairy».
Muchos les dicen a sus hijos que Santa o el Niño Jesús es quien les trae los regalos que aparecen por arte de magia debajo del arbolito en la mañana de Navidad. Para los cumpleaños contratamos «magos» que hacen trucos maravillosos y engañan nuestros ojos, haciéndonos creer cosas que en realidad no son verdad. En fin, nuestra cultura tiene muchas tradiciones y mitos mágicos que a veces empañan la realidad y ¡nos hacen dudar de casi todo!
Ciencia
Sin embargo, en otros asuntos confiamos ciegamente y no dudamos en pensar que todo evento o suceso raro y fuera de lo normal tiene una explicación científica, aunque no la entendamos.
Por ejemplo, mi esposa descubrió una compañía que vende vitaminas y suplementos naturales buenísimos. Tienen de todo y para todo. Ella se ha documentado en los productos y cada vez que algo me duele o que me falta energía o que no puedo dormir bien o lo que sea, ella sabe cuál producto darme, ¡y funciona!
Yo me tomo las cápsulas sin saber la reacción química que ocasiona que yo me sienta bien. No entiendo cómo sucede, pero siento y veo el efecto. Entonces, cuando oímos que alguien se curó milagrosamente tendemos a pensar que tiene una explicación científica aunque nosotros no la entendemos.
Milagro
Y bueno, hay otras personas que se van al extremo de creer que todo es un milagro. Por ejemplo, salió una vez en las noticias un hombre que le había hecho un altar a un pedazo de pan tostado que salió con lo que él pensaba que era la imagen de Cristo.
DEFINICIONES
Veamos qué nos dice el diccionario acerca de la palabra «milagro». El diccionario de la Real Academia Española lo define como un: «Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino. Suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa«.
Entonces, por un lado tenemos la opinión de popular, y por otro lado la definición del diccionario. Pero, siendo que la realidad es que hay historias y testimonios de milagros en todas las culturas a través de los tiempos, con hechos no explicables por las leyes naturales, ¿qué tal si averiguamos lo que dice la Biblia?
La Biblia nos muestra que los milagros no son magia, ni tampoco eventos que se puedan explicar por la ciencia. Los milagros son realidades inusuales de auto manifestación divina en el mundo espiritual y natural, realizados por Dios para mostrarnos su poder y su amor. Entonces los milagros sí existen, y tanto la Biblia como la historia así lo comprueba.
Entonces, si es así, ¿por qué nos cuesta tanto creerlo o asimilarlo? Algunas de las razones mencionadas influyen en nuestra reacción hacia los milagros, un poco moldeada por nuestra cultura latina. Pero la razón más fuerte es que hay una gran diferencia entre lo que las personas esperan de Dios y lo que Dios espera de las personas.
Dios no es un mago, y aunque es Todopoderoso, no tiene que responder a cada oración o aflicción con milagros. Muchas veces no esperamos tanto de Dios por las cosas eternas, sino que esperamos más por las cosas de todos los días, principalmente el alivio de aflicciones que nos perturban. Dios, en cambio, espera de nosotros que confiemos en Él, no solamente de que Él proveerá de todo lo que necesitamos, sino sobre todo de que Él nos sostendrá en toda circunstancia y que al final nos resucitará para vida eterna, así como resucitó a Jesús.
CONCLUSIÓN
Lo cierto es que todos los milagros tienen un propósito: que veamos más allá de nuestras narices y que veamos al amor y poder de Dios. Todos los milagros que se relatan en la Biblia nos quieren enseñar algo más importante que su resultado inmediato. Lo natural y lo sobrenatural que Jesús hizo en la tierra fue para mostrar que él venía de parte de Dios, que él mismo era Dios y que estuvo acompañado por el Espíritu Santo durante todo su ministerio.
Ese es el propósito de los milagros: que veamos más allá de nuestras narices, que no nos enfoquemos solamente en lo cotidiano, sino en lo eterno. Después de todo, el milagro mayor para el cual Jesús vino es su propia resurrección de los muertos. Este, el milagro más grande de Dios, fue parte de un plan eterno que nos tuvo en cuenta a ti y a mí. Todos sus milagros, incluido el más grande de todos, la resurrección de Jesús de los muertos, son señales del amor de Dios por nosotros y de su gran poder para vencer incluso al mayor de los enemigos: la muerte.
Si pedimos milagros, la Biblia nos apunta a la tumba vacía. Si pedimos maravillas, la Biblia nos apunta al Cristo resucitado. El primer gran milagro de Dios en nosotros es que nos dio la fe, y ese primer milagro apunta ahora al milagro último, al más grande, a nuestra propia resurrección de los muertos el día final. El primer milagro nos quitó la culpa y nos sacó de la condenación de nuestros pecados mediante el perdón obrado por Cristo; el segundo milagro nos pone en la eternidad para disfrutar de una santidad plena junto a la santidad del Dios trino.
Entonces, ¿podemos pedirle a Dios por un milagro? Claro que sí. Dios siempre nos escucha y tiene el poder de hacer lo que Él quiera, cuando Él quiera. Dios siempre sabe lo que es mejor para nosotros y basado en eso responde nuestra oración. Y eso, en sí, ya es un milagro.