Detalle de lo tratado:
Introducción
Seguimos con el tema de las diferentes actitudes frente a las situaciones que se nos presentan en la vida. Como ya dijimos, muchas veces estas son el resultado de la influencia de las personas que nos formaron y de su filosofía de vida. Sin embargo, eso no nos libera de la responsabilidad de tomar decisiones informadas respecto al patrón de vida que llevamos.
Debes saber que tus actitudes pueden sabotear tu vida y tu destino por el efecto y el impacto que tienen en tus relaciones personales. Los pensamientos, las emociones y las actitudes dirigen nuestro comportamiento. ¡De seguro, todos son controlables!
Por eso es muy importante que tengas un plan de acción para poder vivir en plenitud la vida que Dios te ha dado. Tú decides la calidad de tu vida.
Descripción
La persona pesimista juzga todo de la peor manera posible. O sea, interpreta en forma negativa lo que sucede y lo que puede llegar a suceder.
El pesimista siempre tiende a esperar que suceda lo peor.
Su impacto
El pesimismo está vinculado a la tristeza, pero no todas las personas pesimistas sufren de tristeza. Cuando se interpreta la vida de forma pesimista, se pierde la esperanza de mejorarla y esto, a su vez, produce tristeza que a veces paraliza de tal forma a la persona, que deja de esforzarse por progresar.
El psiquiatra Paul Meier dice que: «Las actitudes son hábitos de pensamiento y los hábitos se pueden adquirir. Una acción repetida se convierte en un hábito adquirido«. No puedes vivir una vida plena si no dejas la negatividad y decides mirar la vida con otros ojos. Recuerda que tu actitud afecta a los que te rodean porque por lo general, te verás triste y desanimado.
Plan de acción
Descripción
La persona hostil se niega a participar en una conversación, es muy parca, no es sociable y no coopera en nada con alegría.
Las experiencias que vivimos marcan la forma en que nos relacionamos con los demás. Por lo tanto, quien ha sido defraudado por vivir experiencias malas no va a confiar en los demás y se va a encerrar más en sí mismo. Hay veces en que lo hace por voluntad propia, pero otras veces por más que quisiera relacionarse con otras personas, no cree tener las habilidades sociales necesarias para hacerlo con éxito.
¿Por qué sucede esto? Puede ser por inseguridad personal, por falta de autoestima o por no sentirse lo suficientemente preparado para relacionarse con los demás. Hay personas que creen que no tienen «nada interesante que decir» o que se creen «aburridos» para relacionarse con otros.
Su impacto
A pesar de que existen múltiples causas que pueden estar en el origen de este tipo de dificultades, la trayectoria personal, puede tener mucho que ver, como por ejemplo:
Lo que queda claro es que, la gran mayoría de personas tenemos en nuestro haber situaciones desagradables y otras positivas, y, debido a otros factores, le damos más valor a unas u otras y las convertimos en decisión de relación o de aislamiento.
La conducta social es aprendida, aunque exista una clara tendencia innata a pertenecer al grupo.
Plan de acción
Si bien es cierto que los pensamientos, las emociones y las actitudes dirigen nuestro comportamiento, ¡también es cierto que todos ellos son controlables!
Por eso es muy importante que tengamos un plan de acción que nos permita vivir en plenitud la vida que Dios nos ha dado.
Solo nosotros decidimos la calidad de nuestra vida.