Hoy vamos a hablar de las apuestas y los juegos de azar. El negocio del juego, o gambling en inglés, tiene como premisa principal, la visión de «hacerse rico.» Esa ilusión es lo que mantiene a muchísimas personas jugando durante demasiado tiempo, mucho más de lo que jamás hubieran pensado.
Pero en todos los juegos de azar hay tanto perdedores como ganadores—con muchísimos más perdedores que ganadores. Sin embargo, hay esperanza. Si tú estás escuchando hoy y sientes que quizá se te está pasando la mano en las apuestas y los juegos de azar, hoy queremos recordarte que es posible parar de jugar y apostar. Hay esperanza.
Y queremos aprovechar para poner a tu disposición nuestro folleto titulado «El juego». Lo puedes descargar de forma gratuita en la sección de RECURSOS de esta página web, al igual que leer o descargar de nuestra aplicación móvil gratis CPTLN.
Si bien la mayoría de las personas que juegan no se vuelven adictas, las que sí, enfrentan consecuencias con efectos que pueden ir más allá de lo que jamás hubieran podido imaginar.
Para el jugador compulsivo, el juego se define como «cualquier apuesta o participación en una apuesta, para sí mismo o para otros, ya sea por dinero o no, en la que el resultado sea incierto o dependa de la casualidad o habilidad».
Veamos algunas estadísticas con respecto al juego:
1. El riesgo de adicción al juego aumenta 23 veces en las personas que también tienen adicción al alcohol.
2. De 3 a 5 de cada 100 jugadores luchan contra la adicción al juego.
3. Se estima que 750.000 adolescentes y adultos jóvenes de 14 a 21 años sufren de adicción al juego.
4. Se estima que entre el 80 y el 90 % de los participantes de jugadores anónimos admiten participar en actividades ilegales para obtener dinero para los juegos de azar.
5. Un promedio del 50 % de las personas con problemas con el juego cometen delitos para apoyar su adicción al juego.
Las estadísticas hablan por sí mismas. Literalmente es un riesgo meterse a apostar y a juegos de azar.
La adicción al juego es una enfermedad de naturaleza progresiva e incurable, pero a la que se puede poner freno. Antes de acudir a Jugadores Anónimos, muchos jugadores compulsivos se consideraban personas de moral débil o, en ocasiones, malas personas. En realidad, los jugadores compulsivos son personas que están muy enfermas pero que pueden recuperarse.
Si tú o alguien a quien amas muestra demasiado interés por las apuestas y el juego y ves un aumento en las apuestas para sentir la adrenalina, puede que estén sufriendo de adicción al juego.
También puedes notar que cuando hacen algunos esfuerzos para reducir o dejar de jugar, tendrán signos clásicos de abstinencia como la irritabilidad. Quizá también intenten recuperar el dinero perdido.
Otros signos incluyen poner en peligro sus relaciones mintiendo sobre sus apuestas o sobre cuánto están perdiendo, involucrarse en actividades delictivas para apoyar su adicción, perder el trabajo, no cumplir con sus responsabilidades. etc.
1. Incapacidad y falta de voluntad para aceptar la realidad. De ahí el hecho de querer evadirse en el mundo de fantasía de los juegos de azar.
2. Inseguridad emocional. Un jugador compulsivo solamente se siente emocionalmente cómodo cuando está «en acción». No es raro escuchar a un jugador en recuperación decir: «Solo tenía la sensación de no estar fuera de lugar cuando jugaba. En ese momento me sentía seguro y cómodo. No se me exigían grandes cosas. Sabía que me estaba autodestruyendo, sin embargo, al mismo tiempo, me invadía cierta sensación de seguridad».
3. Inmadurez. El deseo de tener todas las cosas buenas de la vida sin realizar un gran esfuerzo parece ser un patrón de comportamiento común de los jugadores compulsivos, quienes parecen no estar dispuestos a crecer. Inconscientemente, sienten que pueden eludir las responsabilidades propias de la madurez apostando al resultado de la ruleta o a una mano de póker, por lo que la lucha por evitar cualquier responsabilidad se convierte en una obsesión inconsciente.
4. Necesidad de poder. El jugador compulsivo parece ser movido por un fuerte impulso interior de sentir que es todopoderoso. El jugador compulsivo está dispuesto a hacer cualquier cosa (a menudo de carácter antisocial) para mantener la imagen que quiere que otros vean de él.
5. Vive en un mundo de fantasía. Dedica mucho tiempo a imaginar las cosas maravillosas que hará cuando gane el premio mayor. A menudo, da la imagen de ser una persona muy filantrópica y generosa, y se imagina llevando una vida placentera gracias a las enormes sumas de dinero que acumulará jugando. Sin embargo, cuando gana sigue jugando para aspirar a sueños aún mayores. Y cuando pierden, juega imprudentemente, a la desesperada, y la profundidad de su miseria es insondable porque su mundo de ensueño se desmorona. Lamentablemente, luchará por volver a jugar, con nuevos ideales y sometiéndose a más miserias. Nadie puede convencerle de que sus grandes proyectos jamás se harán realidad, pues está convencido de que sí, ya que fuera de su mundo de fantasía, la vida le resultaría insoportable.
El cerebro humano busca recompensas, y una forma de lograrlo es liberando dopamina, que es la hormona de la felicidad y del bienestar. En las personas adictas, el juego causa la liberación de dopamina, haciendo que la persona se sienta ampliamente recompensada.
Entonces, los jugadores compulsivos son personas que están desesperadas por la liberación de dopamina y terminan perdiendo interés en otras cosas. El juego compulsivo se puede clasificar como un trastorno mental. Y si no se controla, tanto el juego como cualquier otro tipo de adicción pueden volverse psicológica y físicamente peligrosos.
Como con toda adicción, es posible recuperarse de la adicción al juego.
De acuerdo con Dan Kohn, consejero cristiano que ha estado trabajando en el ámbito de las adicciones por más de 34 años, la adicción al juego puede ser vencida.
A continuación encontrarás algunos pasos que puedes comenzar a dar ahora para iniciar el camino de tu recuperación, según Kohn:
* Admite que tienes un problema de juego que necesita atención inmediata.
* Acepta el hecho que, si recibes ayuda, tendrás más posibilidades de recuperarte y el cambio que necesitas en tu vida será más eficiente.
* Confía tu vida a Dios, quien es la única fuente verdadera de perdón, amor, poder y esperanza.
* Cuando aceptas a Dios como un jugador activo en tu proceso de recuperación, su gracia te ayuda a resolver tu culpa y te motiva a caminar confiado en el nuevo camino de la recuperación.
* Examinarte profunda y honestamente para poder descubrir las razones que te llevan a esas conductas destructivas. Este es, a la vez, un proceso necesario para superar la culpa, la vergüenza y el miedo.
* Confiesa tus pecados del pasado a Dios y a los demás. El objetivo de esto es restaurar las relaciones quebrantadas, algo que es esencial para la recuperación. Y para ello es imprescindible que los demás puedan volver a confiar en ti. De la misma forma en que tu egoísmo interfirió en la relación con tus seres queridos definiendo tu adicción, así también tu sumisión (tu sacrificio voluntario) a ellos será un signo sano de un cambio de vida. Un comienzo firme en este proceso empieza con recibir a Jesús en tu vida.
* Acepta el perdón de Dios y de los demás. El perdón de Dios es posible porque Jesús llevó a la cruz todos nuestros pecados, y en ella murió para pagar el castigo que ellos merecían. A quienes confiesan sus pecados y confían en Jesús como su Salvador, Dios les perdona y olvida para siempre sus pecados.
* Desarrolla una rutina diaria de pensamientos y acciones que te ayuden y apoyen en este proceso de transformación de tu vida. En el aspecto espiritual, esto incluye tiempo para orar, para leer la Biblia, para participar de servicios de adoración y de estudios bíblicos, y para involucrarte activamente por lo menos en un grupo de autoayuda.
Nuestra cultura pone un énfasis muy grande en el dinero como fuente de seguridad, y en todas las cosas que con él se pueden comprar. Pero todo eso es una ilusión. Quienes desarrollan una adicción al juego traspasan esa mera seguridad. Todo lo que les interesa es ganar en grande, ganar mucho, a menudo para pagar la deuda que se han creado jugando.
Ya no se trata de divertirse, sino de estar desesperados. Sus sueños y pesadillas se mezclan y confunden, porque las pérdidas de quienes están adictos al juego son mucho más grandes que las ganancias. El temor, la culpa, y la vergüenza están unidos a lo que ya ha sido sacrificado en un esfuerzo por satisfacer ese sueño evasivo de obtener libertad financiera. Pero en vez de ser libres, se han convertido en esclavos del juego.
La adicción al juego es un problema mundial. Si sientes que has perdido el control de tus hábitos de juego, o conoces a alguien que muestra síntomas de la adicción al juego, es importante que pidas y busques ayuda.
Demasiadas personas con problemas de juego se están hundiendo cuando no tienen que hacerlo. La ayuda está disponible sin importar dónde vivas.
¿Estás atrapado en este ciclo? Si este problema está presente en tu vida, ¡debes saber que hay esperanza! Renovado por la esperanza en Jesús, puedes seguir firme en la transformación de tu vida.
Encuentra a alguien con quien puedas compartir tus sentimientos y dolores más profundos, alguien que te ayude a establecer metas para producir los cambios necesarios y a mantenerte firme en tus decisiones.
Reconoce que no podrás lograr salir de ese círculo vicioso por ti mismo. Únete a un grupo de autoayuda, donde encontrarás otras personas que están pasando por tus mismas circunstancias, y donde recibirás aliento y apoyo en tu camino. No solo encontrarás la ayuda que necesitas, sino que también tendrás la oportunidad de ayudar y alentar a otros.
Para recibir más información, puedes llamar al (213) 386-8789 o entrar en la página de Internet www.gamblersanonymous.org
Recursos: