Detalle de lo tratado
Introducción
A primera vista
El proceso llamado «vida»
Conclusión
INTRODUCCIÓN
Todos hemos escuchado el dicho «no todo lo que brilla es oro». Nos está diciendo que no todo lo que parece bueno, en realidad lo es, que no todas las cosas son como parecen a simple vista, por lo que no es conveniente fijarse sólo en las apariencias. Y eso es cierto. Antes de determinar si algo es bueno debemos examinarlo primero. Y viceversa.
Pensemos un momento… ¡no todo lo que no brilla no es oro! Existe el oro mate, que es muy hermoso, y aunque no brilla, no deja de ser oro. ¿Cuál es mi punto? ¿Alguna vez te has dejado engañar por las apariencias y te ha sorprendido el desenlace? Yo, muchas veces.
Por ejemplo, a mí no me gusta el aguacate. Cuando llegamos de Panamá a los Estados Unidos, unos amigos nos ofrecieron guacamole. Yo no quería probarlo porque, como bien sabemos, está hecho con aguacate. Así que me dejé llevar por la aparente verdad de que no me iba a gustar el guacamole. Pero al ir pasando el tiempo, parecía que el guacamole me perseguía, así que decidí darme la oportunidad de probarlo. Lo peor que podía pasar era que no me gustara y ya. Entonces, un buen día mi hija Sarita lo hizo, lo probé… ¡y me encantó! No lo podía creer. ¿Cómo me podía saber tan rico ese guacamole si a mí no me gusta el sabor del aguacate? Eso no lo entenderé jamás. Lo cierto es que fue una deliciosa sorpresa el desenlace de mi encuentro con el guacamole.
A PRIMERA VISTA
Y así es muchas veces en nuestra vida, con muchas cosas y personas. En inglés hay un dicho que dice: «You can’t judge a book by its cover». Quiere decir literalmente que a un libro no se lo puede juzgar por su portada. En otras palabras, no se debe prejuzgar algo o a alguien solo por su apariencia externa. Más bien debemos darnos la oportunidad de examinarlo todo antes de decidir. Porque a primera vista puede que no «brille», pero nos podemos llevar la sorpresa de que en realidad sea oro puro.
Y hablando del oro, ¿qué es lo que vemos a primera vista? Cuando el oro no se ha procesado no brilla mucho en realidad. Cuando las personas buscan oro en las orillas de los arroyos, ríos o playas, utilizan un recipiente cóncavo de poca profundidad, similar a un plato hondo que lo llenan con la arena y gravilla que contiene oro. A primera vista, el oro no se ve, no se distingue entre la arena y la gravilla. Pero luego, al sumergir ese recipiente en agua y agitarlo, el oro, al ser más denso que la arena y la roca, se asienta en el fondo del recipiente. Y así es como se encuentra el oro, no porque brille, sino por su composición química que hace que pese más que los otros elementos a su alrededor.
EL PROCESO LLAMADO «VIDA»
El oro sin procesar no brilla mucho, pero nunca deja de ser oro: se comporta como oro y sigue pesando como oro. Muchas veces conocemos a personas que no han sido «procesadas» por la vida, por lo que no brillan mucho y no llaman nuestra atención, pero son oro, y pesan: cuando las personas de poco «peso» se alejan de nosotros en momentos difíciles, ese «oro» se va a hundir con nosotros hasta el fondo y no se va a ir de allí, porque aunque no «brille», PESA.
Todos nosotros, como el oro, debemos ser «procesados» para quitar nuestras impurezas y poder brillar. Hay muchas personas que están en un nivel avanzado de su purificación y quizá vemos que brillan. Hay otras que aún están en la etapa de oro crudo y no brillan nada. ¡Pero todas son oro y valen mucho! Podemos y debemos darnos la oportunidad de descubrir si eso que brilla es realmente oro, o si eso que no brilla sí es oro.
CONCLUSIÓN
Las cosas no siempre son como parecen. La mayoría de nosotros tenemos la tendencia a aceptar como verdaderas las cosas que vemos. Piense en las ilusiones y realidades falsas que Hollywood nos ha hecho creer. ¿Por qué será que aceptamos todos estos absurdos? ¿Será porque somos holgazanes o ignorantes, o porque vamos al cine para escapar a la realidad? No lo sé, pero sí sé que las cosas no siempre son como parecen.
Lo mismo sucedió con Jesús. En tiempo de Jesús, los propios líderes de la iglesia hicieron un complot en su contra que terminó con su crucifixión. ¿Por qué? Porque no podían creer que el «Mesías» que Dios les había prometido por cientos de años a través de los profetas, hubiera venido al mundo como uno de ellos. Porque no podían creer que ese hombre humilde que había entrado en Jerusalén el Domingo de Ramos montado en un burro, fuera el «Rey» que tanto esperaban para que los liberara del yugo romano. Porque no podían aceptar que ese hombre fuera el Hijo de Dios.
Y porque ese oro no brillaba como ellos esperaban que brillara el oro, decidieron que era mejor matarlo para tranquilizar al gobierno romano y evitar que les siguiera molestando la conciencia. Lo que no sabían, es que Jesús no es siempre lo que parece ser. No lo fue en su época, ni tampoco lo es ahora.
Jesús se dejó arrestar no porque no pudiera defenderse, sino porque quería hacer la voluntad del Padre y cumplir con la tarea que Él le había encomendado. Por ese mismo motivo también permitió que lo maltrataran, que le dieran latigazos, que le pusieran una corona de espinas, que le escupieran en la cara, que se burlaran de él… y que lo crucificaran. Lo que lo mantuvo en la cruz no fue cobardía, sino un coraje increíble… y todo para que usted y yo pudiéramos ser salvos. Nadie le quitó la vida… él la dio por su propia voluntad como sacrificio para que nosotros vivamos.
El domingo hemos celebrado la fiesta de Pentecostés, el día en que la Iglesia Cristiana celebra su cumpleaños. Pero sin lugar a dudas, para la mayoría de las personas es un día como cualquier otro, sin motivo especial para celebrar.
Muchas personas están decepcionadas de la iglesia, y por eso se apartan de Dios. Pero recordemos que no todo es lo que parece. Es probable que usted conozca o haya conocido a algún cristiano que no ha dado mucha fe de que Jesús cambia a las personas para bien. Y no es de sorprender. Después de todo, los cristianos somos pecadores, somos oro en proceso de purificación. Y mientras vivamos en este mundo vamos a seguir siendo pecadores con todas las fallas y defectos que el pecado trae consigo.
Sin embargo, hay muchos otros cristianos que tratan de dar testimonio del poder transformador del Espíritu Santo en sus vidas. Uno de los mayores errores que podemos cometer es pensar que el pastor que predica o las personas que están sentadas en la iglesia, son iguales que Cristo. Porque la verdad es que lo mejor de lo mejor de nosotros ni siquiera llega a ser un pálido reflejo de lo que es el Señor Jesús, quien vivió su vida para que usted y yo seamos perdonados y salvados.
Hoy te invitamos a que te des la oportunidad de conocer bien a las personas antes de ponerles una etiqueta. Y también a que les des una oportunidad a Dios y su iglesia. El mismo Espíritu que en el primer día de Pentecostés transformó y purificó a los discípulos cobardes en cristianos valientes, quiere hacer lo mismo por ti y por mi hoy. El mismo Espíritu Santo que hizo nacer a la Iglesia en este mundo en ese primer Pentecostés, quiere hacer nacer la fe en tu corazón.
Ese mismo Espíritu Santo que consuela a los creyentes en sus pérdidas; que quita el miedo a la muerte; que da esperanza para cada día y paz para cada noche, quiere hacer lo mismo por ti. Él te invita y te llama. Si de algo puedes estar seguro en este mundo es que el amor y el perdón del Señor son exactamente así como parecen ser. Porque como dice Dios en su Palabra: «… Con amor eterno te he amado…»
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