Detalle de lo tratado:
Introducción
Así como las leyes de tránsito nos protegen de fatalidades, las leyes de Dios y las leyes civiles están designadas para lo mismo: nuestra protección y la de nuestro prójimo. Pero cada vez más los seres humanos decidimos vivir como nos da la gana y cada vez más, la humanidad está cosechando los frutos de su comportamiento en la forma de tragedias.
Mis faltas a la ley resultan en lesiones a mi prójimo y las faltas de mi prójimo me lesionan a mí. Las tragedias y desgracias que enfrenta la humanidad son consecuencia de nuestra desobediencia a las leyes de Dios. Cada quien quiere hacer lo que le plazca sin tener en cuenta ni a los demás ni a Dios.
Pero, en medio de este caos, tú y yo podemos ser agentes del bien.
y cada persona pasa por esas etapas a su propio ritmo.
Es cierto que a veces nos sucede una desgracia o tragedia por culpa nuestra, como resultado o consecuencia de nuestras acciones. Pero, aun en esos casos, esa desgracia o tragedia, y el dolor que la acompaña, sigue siendo real. Nosotros no somos quien para juzgar, pero sí podemos apoyar, consolar, acompañar y ayudar.
Tú y yo podemos ser agentes del bien en medio de las tragedias. Podemos ser realistas con quienes sufren, sin darles falsa esperanza y sin ser crueles. Podemos darles espacio para que expresen sus sentimientos y escucharlos sin darles consejos. Podemos enviarles mensajes alentadores, videos, canciones.
Si en estos momentos estás atravesando por una tragedia o momento muy difícil, te alentamos a que no pierdas la esperanza. Ninguna desgracia o dolor dura para siempre. Queremos que sepas que no estás solo. Pide ayuda. Hay muchas personas a tu alrededor dispuestas a caminar contigo este tramo doloroso de tu vida.
PARA REFLEXIONAR
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?