Detalle de lo tratado
Introducción
La declaración universal de los derechos humanos de las Naciones Unidas [1] establece que los derechos inalienables de todos los seres humanos son: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Dios nos ha dado la oportunidad de vivir en un país donde la ley estipula que los derechos humanos deben ser respetados. Como inmigrantes en los EE. UU., disfrutamos de la libertad y democracia del sistema estadounidense donde se protegen nuestros derechos inalienables. Aquí somos libres para elegir desde nuestros gobernantes hasta nuestra pareja. Tenemos la libertad de decir que sí y la libertad de decir que no, en vez de dejarnos arrastrar por las opiniones de los demás.
Pero tanta libertad tiene un precio, por lo que debemos estudiar muy bien nuestras opciones para así tomar decisiones inteligentes.
El psicólogo Antoni Martínez [2] recomienda 4 pasos específicos para usar bien nuestro derecho de libertad y tomar decisiones inteligentes, basado en las zonas cerebrales implicadas en el proceso de tomar una decisión, que son:
El doctor Martínez recomienda entonces 4 pasos para tomar decisiones inteligentes:
Primero que nada, debemos obtener información sobre todo lo que implica la decisión que queremos tomar, analizar objetivamente las causas y consecuencias y evaluar su importancia. Así podremos definir la situación de forma precisa y concreta y especificar qué es lo que queremos conseguir.
En este paso damos rienda suelta a nuestra imaginación y proponemos la mayor cantidad y diversidad de alternativas de respuesta. Hacemos una lluvia de ideas sin crítica de las distintas alternativas hasta la siguiente etapa.
Aquí evaluamos las diferentes alternativas considerando sus pros y sus contras y las vamos descartando una por una, hasta quedarnos con la que nos parece mejor. Es aquí cuando se tiene que realizar un balance entre las ventajas y las desventajas de cada alternativa imaginada anteriormente.
Finalmente, aplicamos la alternativa elegida y comprobamos si los resultados coinciden con lo que esperábamos. Se insta hablar con otra persona acerca de la situación para poder contar con su apoyo.
Todo esto suena muy bien, pero es más fácil decirlo que hacerlo pues muy a menudo se nos presentan obstáculos que nos impiden tomar decisiones inteligentes.
Según el doctor José Antonio García Higuera, del Centro de Psicología Clínica y Psicoterapia en Madrid [3], una de las causas de tomas de decisiones erróneas es el miedo a equivocarse. Es mucho más fácil hacer lo que todos hacen, que sentarse a analizar cada situación para tomar una decisión inteligente.
Eso le pasó a un grupo de personas hace muchos años atrás, en el día que hoy conocemos como Domingo de Ramos. Esto es lo que pasó:
Antes de que Jesús entrara en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes. Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» Pero mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos buscaban pretextos para meterlo en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la gente lo amaba cada vez más y cómo lo habían aclamado al entrar a Jerusalén. Se basaron en mentiras y testimonios falsos para arrestar injustamente a Jesús. Entonces, los mismos que en ese primer domingo de ramos tiraban ramas, mantos y abrigos en el suelo para que pasara Jesús montado sobre un burrito, poco después estaban gritando: «¡Crucifíquenlo!».
Este es un ejemplo claro de personas que se dejaron llevar por la opinión general del grupo. No usaron su derecho de libertad para elegir y dejaron que la multitud los arrastrara.
Tú y yo podemos aprender de ellos y decidir por nosotros mismos, en vez de sencillamente dejarnos arrastrar por las diferentes opiniones y modas del momento. Antes de «crucificar» nuestra relación, nuestro trabajo o nuestras metas, debemos recordar que somos libres para elegir inteligentemente.
Recordemos que, de acuerdo con la declaración universal de los derechos humanos de las Naciones Unidas, los derechos inalienables de todos los seres humanos son: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Dios nos ha dado la oportunidad de vivir en un país donde la ley estipula que los derechos humanos deben ser respetados. En este país disfrutamos de la libertad y democracia del sistema estadounidense que protege nuestros derechos inalienables.
Aquí somos libres para elegir desde nuestros gobernantes hasta nuestra pareja. Tenemos la libertad de decir que sí y la libertad de decir que no, en vez de dejarnos arrastrar por las opiniones de los demás. Por lo tanto, es nuestro privilegio y responsabilidad estudiar muy bien nuestras opciones para tomar decisiones inteligentes y no desperdiciar nuestro invaluable derecho de libertad.
Recursos: