¿Afligido?

Regresa

Es inevitable sentir un profundo dolor ante la pérdida de un ser querido, sin importar la edad que tenía cuando falleció. Quizás te preguntes por qué tuvo que suceder, por qué de esa manera o en ese momento. Quizás sientas mucho su falta y te duela mucho su ausencia. Pero Dios sabe lo que es mejor para todos, tanto para la persona que partió, como también para ti que estás sufriendo por su partida. Él es quien sana las heridas y nos ayuda en tiempos de aflicción. Escucha lo que nos dice el Salmista:

«Señor, inclina tu oído y escúchame, pues me encuentro afligido y necesitado.» Salmo 86:1

Te invito a que hagas tuyas las palabras del salmista, sabiendo que el Señor atiende tu oración y es capaz de llenar tu corazón de una paz que supera todo entendimiento.

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