Con humildad
Agradar a nuestro prójimo no significa sacrificar nuestra identidad o autoestima. Debemos establecer límites saludables y comunicarnos abierta y sinceramente sobre nuestras necesidades y deseos. Agradar a los demás sin hacernos daño a nosotros mismos es un tema importante en las relaciones humanas, e implica tener una actitud humilde y considerada. La Biblia nos dice en Filipenses 2:
«No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien,
con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses,
sino también por los intereses de los demás» (Filipenses 2:3-4 NVI)
Recordemos que no estamos en este mundo para vivir solo para nosotros, sino para hacer una diferencia en la vida de quienes nos rodean. Busquemos, entonces, el equilibrio entre nuestras necesidades, las de los demás y la voluntad de Dios para nuestras vidas.