Enojados con Dios

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Muchas veces, cuando estamos enojados, le echamos la culpa al destino o a otras personas o situaciones, cuando en realidad con quien estamos enojados es con Dios. Nuestras riñas con Dios y con los demás a menudo son intentos desesperados que hacemos para sobrevivir en un mundo lleno de frustraciones y en donde las injusticias están a la orden del día.

Job, el gran sufridor del Antiguo Testamento, dirigió su enojo hacia Dios cuando le preguntó:

«¿Acaso está bien que me oprimas, que desprecies esta creación de tus manos
y te pongas de parte de los impíos?» Job 10:3

Quizás tú sientas la misma ira y frustración que tuvo Job y quieras descargarlos contra Dios, que parece estar ignorando tu situación o incluso ayudando a que la misma suceda. Si es así, exprésale tu enojo. Dios siempre está dispuesto a mostrarte cómo superarlo y a ayudarte a curar tu dolor.

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