La sangre que limpia
El mundo que Dios había creado era bueno. Pero cuando el pecado entró en él lo corrompió, trayendo dolor, quebranto y muerte. La Biblia dice que el primer Adán trajo el pecado al mundo, pero que Jesús, el segundo Adán, va a remover de la creación de Dios el pecado y sus consecuencias. Es por ello que el Apóstol Pablo escribe:
«… las aflicciones del tiempo presente en nada se comparan con la gloria venidera que habrá de revelarse en nosotros… la creación misma será liberada de la esclavitud de corrupción, para así alcanzar la libertad gloriosa de los hijos de Dios.» (Romanos 8:18, 21)
Ese nuevo mundo, esa nueva creación, libre de corrupción y pecado, nos está esperando a todos los que hemos sido lavados por la sangre derramada por Jesús en la cruz. Es mi oración que esto, mi querido amigo, te incluya también a ti.