Hay veces en que las situaciones del pasado, como los abusos, las vergüenzas, los malos tratos, las injusticias, las peleas, nos dejan cicatrices que parecieran ser imborrables. Todas esas cosas, que en su momento nos hicieron caer derrotados o nos debilitaron, nos hacen mucho daño tanto a nosotros, como a quienes nos aman. Pero no tiene por qué ser así. Podemos perdonarlas dejando todo al pie de la cruz de Jesús y confiando en lo que Dios nos dice a través del profeta Isaías:
Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado.
¡Voy a hacer algo nuevo! Isaías 43:18-19
Pídele al Señor en oración que te libere de los recuerdos del pasado. No importa cuántas cicatrices te hayan dejado; Él puede y quiere sanar tus heridas para que vivas en libertad.
¿Estás luchando y sufriendo por un problema serio? Amigo, todos tenemos problemas y estos siempre van a existir, solo que hay algunos que nos producen miedo, desánimo o angustia. Cuando te encuentres en una situación como esta, no te asustes ante el tamaño del problema. Antes bien, pon tu confianza en el Señor porque Él está contigo y te ayudará. El profeta Isaías nos dice:
No tengas miedo, que yo estoy contigo;
no te desanimes, que yo soy tu Dios.
Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré…
Isaías 41:10
Recuerda que el Señor está de tu lado y que Él es más grande que cualquier problema que se te pueda presentar. Acércate a Él en oración confiándole tus pensamientos y sentimientos más íntimos, y pídele que te ayude a ver con claridad el camino que Él quiere que sigas.
La Biblia nos exhorta a que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para vivir en paz con todos. Es muy bueno llevarnos bien con quienes nos rodean, respetar a todas las personas y vivir en armonía. El salmista nos dice:
¡Qué bueno es, y qué agradable,
que los hermanos convivan en armonía! Salmo 133:1
Si no estás en armonía con alguna persona, te aliento a que en este mismo momento busques el perdón de Jesús y le pidas que te dé la oportunidad de reconciliarte con esa persona. Pídele también que te ayude a llevar una vida en armonía con tus semejantes y que le sea agradable a Él. Jesús nunca te va a defraudar. Él siempre te va a ayudar.
Los sabios de oriente están llegando al final de su camino. Un camino marcado por Dios desde el principio. Un camino que termina en el encuentro con el Niño Jesús, su promesa para los habitantes de todas las naciones, su promesa para ti y para mí. Leemos en la Biblia:
Cuando entraron en la casa,
vieron al niño con su madre María y,
postrándose ante él, lo adoraron.
Luego abrieron sus tesoros y le ofrecieron
oro, incienso y mirra. Mateo 2:11
¿Seguirás la estrella que guió a los magos hasta encontrar al Hijo de Dios? No pierdas la oportunidad de hacerlo. Detente ante el pesebre. No tienes que llevar nada: alcanza con un corazón arrepentido. Él quiere darte todo. Con su pobreza, él te llenará de riquezas poniendo en tu corazón la fe más preciosa que brilla como el oro. Vayamos a Belén y de rodillas adoremos.
Vivimos en un mundo fracturado. Un apéndice infectado tiene que ser operado. Una relación rota necesita honestidad y franqueza si alguna vez va a mejorar. La corrupción debe ser expuesta antes de que pueda ser limpiada. Pero el objetivo final es siempre la curación, la vida, la alegría, la paz.
Jesús vino a este mundo no solo para alterarlo, sino para arreglarlo. Si nos humilla, nos volverá a levantar. Si sufrimos, sabemos que nos resucitará así como él también sufrió y resucitó de entre los muertos. A través de Jesús, Dios nos reveló su amor y misericordia para nosotros. Terminemos este año y comencemos el nuevo siguiendo la exhortación del apóstol Pablo:
Entonces ustedes, como escogidos de Dios santos y amados,
revístanse de tierna compasión, bondad, humildad,
mansedumbre y paciencia. Colosenses 3:12
José y María pensarían que las cosas estaban fuera de control. Excepto que, por supuesto, no lo estaban. Dios había planeado que Jesús naciera en Belén, por lo que nada de esto lo sorprendió. Dios los estaba cuidando, no importaba lo aterradora que pudiera ser la situación. No estaban solos: Dios estaba con ellos, Su voluntad se estaba cumpliendo. Como dice el evangelista Lucas:
Y mientras ellos se encontraban allí,
se cumplió el tiempo de que ella diera a luz. Lucas 2:6
Dios también está con nosotros cuando tenemos miedo y estamos confundidos. Él sabe lo que está haciendo. Él cuida de nosotros y nunca nos dejará ni nos abandonará. ¿Cómo podría abandonarnos, cuando él es Aquel que vino a salvarnos a través de un nacimiento tan impensado y aterrador como ese? Pídele a ese Niño de Belén que te acompañe en todo momento.
José y María pensarían que las cosas estaban fuera de control. Excepto que, por supuesto, no lo estaban. Dios había planeado que Jesús naciera en Belén, por lo que nada de esto lo sorprendió. Dios los estaba cuidando, no importaba lo aterradora que pudiera ser la situación. No estaban solos: Dios estaba con ellos, Su voluntad se estaba cumpliendo. Como dice el evangelista Lucas:
Y mientras ellos se encontraban allí,
se cumplió el tiempo de que ella diera a luz. Lucas 2:6
Dios también está con nosotros cuando tenemos miedo y estamos confundidos. Él sabe lo que está haciendo. Él cuida de nosotros y nunca nos dejará ni nos abandonará. ¿Cómo podría abandonarnos, cuando él es Aquel que vino a salvarnos a través de un nacimiento tan impensado y aterrador como ese? Pídele a ese Niño de Belén que te acompañe en todo momento.
¿Ha puesto Dios en tu corazón un sueño que te parece imposible de alcanzar, un anhelo que crees que nunca vas a lograr, un proyecto que no vas a poder realizar? No los veas como un imposible ni escuches las voces que buscan desanimarte para que te rindas. Al contrario, preséntate ante Dios, el Señor de lo imposible, con ese sueño, anhelo o proyecto. En el Evangelio de Lucas leemos:
Y Jesús les respondió:
«Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.» Lucas 18:27
Dios puede ordenarle al mar que se calme, multiplicar panes y peces, hacer caminar a un paralítico, darle la vista a un ciego y volver a la vida a un muerto. Así también, puede ordenar que se cumpla ese sueño, anhelo o proyecto que Él ha puesto en tu corazón. Acude a Él.
La pandemia y las restricciones que han venido con ella nos han cambiado la vida. Las cosas se han puesto más difíciles, es verdad, y también es verdad que con frecuencia nos sentimos cansados, sin fuerzas y sin esperanzas. Pero hoy es un buen día para ver y reconocer que el Señor está con nosotros y nos fortalece. En profeta Isaías nos dice:
El Señor da fuerzas al cansado,
y aumenta el vigor del que desfallece. Isaías 40:29
Sabiendo que el Señor está a tu lado, te invito a que luches. Lucha aunque te parezca que vas a desmayar; lucha aunque sientas que se te acaban las fuerzas. Lucha confiando en el Señor, porque los que confían en Él encuentran nuevas fuerzas, vuelan alto como con alas de águila, corren y no se cansan, caminan y no desmayan.
Es cierto que en la vida nos encontramos con muchos sinsabores, pero aunque cueste creerlo, te puedo asegurar que son más las bendiciones que recibimos de parte del Señor que los sinsabores que encontramos. Por lo tanto, no dejes que los fracasos, las traiciones e incluso la tristeza, te inhabiliten y te impidan alabarlo por las bendiciones recibidas. Haz tuyas las palabras del salmista:
Que todo lo que soy alabe al Señor;
que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí. Salmo 103:2
Llena hoy tu corazón de gratitud y alabanza a Dios por todos los beneficios que recibes de Él. Proponte intencionalmente, cada día, descubrir las bendiciones que Dios tiene para ti y verás la mano de Jesús actuando con poder en toda tu vida.