Aun con las cosas tristes o dolorosas que te hayan podido ocurrir en el pasado, aun cuando sientas que no tienes mucho valor, tú eres una persona muy valiosa. ¿Sabes por qué? Porque Dios te creó y porque envió a su propio Hijo Jesucristo a dar su vida por ti. Jesús está contigo siempre, sanando las heridas que recibes y ayudándote a seguir adelante. En Dios puedes confiar siempre. Él nunca te va a defraudar. En Proverbios (16:3), su Palabra nos dice:
Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.
Sabiendo cuánto vales para Dios, te invito a que te acerques a Él en oración y le confíes tus sueños y proyectos, permitiendo que Él te guíe de acuerdo a sus propósitos.
Ser padres es una de las tareas más difíciles y establecerle límites a nuestros hijos en ocasiones nos resulta muy pesado. Las señales de tránsito no se inventaron para fastidiarnos, sino para marcarnos límites que nos mantengan seguros. Lo mismo pasa en nuestras vidas: cuando tenemos límites que nos guían, nos sentimos más seguros. Nuestros hijos no son la excepción; ellos necesitan que les establezcamos límites. Si sientes que no puedes hacerlo, pídele ayuda a Dios. La Biblia dice en Santiago (1-5):
Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche.
Te invito a que confíes en el Señor y le pidas ayuda. Él quiere lo mejor para ti y para tus hijos, y nunca te va a fallar.
Hay veces en que nos sentimos sin fuerzas para seguir, que nos sentimos solos, tristes, abatidos o hemos perdido la esperanza de que los problemas que tenemos tengan solución. Quiero decirte algo que puede hacer que estos sentimientos cambien. Dios envió a su Hijo Jesús al mundo para librarte del poder del pecado y darte vida abundante. Él te da la fuerza que necesitas para superar la tristeza o el desánimo y para resolver tus problemas. Él te da fuerza para brillar su luz allí donde te encuentras. A través del profeta Isaías (60:1), Dios te dice:
¡Levántate, resplandece! ¡Tu luz ha llegado! ¡Ya la gloria del Señor brilla sobre ti!
Hoy te exhorto a que seas valiente y te levantes, confiando tu vida al Señor Jesús, porque con amor eterno Él te ha amado.
Hay días que sentimos que todo está en nuestra contra, que todo nos sale mal y que no somos capaces de conquistar el reto que tenemos frente a nosotros. Sentimos que no tenemos el conocimiento ni las habilidades necesarias para ejecutarlo con éxito y que nuestros enemigos se alegrarán de nuestro fracaso. Pero el Salmo 60 (12) nos anima, diciéndonos:
Con Dios obtendremos la victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!
El Señor tiene poder en medio de cualquier situación complicada o de derrota que tengas. En su momento, te dará la sabiduría y pisoteará a tus enemigos para que salgas vencedor en cualquier reto que se te presente en la vida. Amigo mío, no temas. Créele al Señor Jesucristo, él quiere lo mejor para ti.
Hay personas que no pueden decir que no a las demandas de los demás. Aun cuando tienen demasiadas cosas que hacer, aceptan responsabilidades que serán muy difícil poder cumplir a cabalidad. Aunque tengas muchos deseos de ayudar, hay una limitación física que no se puede violar y que se llama tiempo. La Biblia nos dice en Eclesiastés 3 (1-2)
Todo tiene su tiempo. Hay un momento bajo el cielo para toda actividad: El momento en que se nace, y el momento en que se muere; el momento en que se planta, y el momento en que se cosecha.
Amigo mío, no está mal decir «no puedo». Muchas veces debemos hacerlo para poder compartir, disfrutar y saborear la vida que el Señor nos está permitiendo vivir.
Los problemas y las situaciones difíciles en nuestra vida nos llevan a desconfiar que el Señor está con nosotros. No sé como hayas despertado esta mañana, pero si ha sido con una preocupación por un problema que tengas o con temor por lo que pueda pasar en este día, ¡no te desanimes! Puedes confiar que el Señor siempre estará contigo. Isaías 41 (10) te dice:
No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha.
Ánimo, amigo, que vas a salir adelante. Enfrenta cada día con una actitud positiva, creyendo que el Señor Jesús estará contigo todos los días hasta el fin. Él cumple sus promesas.
Dios quiere que seamos más pacientes. La paciencia es uno de los nueve frutos del Espíritu mencionados en el capítulo cinco de Gálatas. Pero es un fruto de crecimiento muy lento que prospera mejor en el suelo de los problemas y las pruebas. En la carta de Santiago 1:2-4, leemos:
Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas.
Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia.
Pero procuren que la paciencia complete su obra,
para que sean perfectos y cabales,
sin que les falta nada.
Sabiendo que Dios siempre está obrando en tu vida, te invito a que le pidas que te enseñe y ayude a tener paciencia y a confiar en que se haga Su voluntad en todo momento de tu vida.
Todos necesitamos conocer los límites de lo que es seguro y aceptable. Funcionamos mejor como padres y nuestros hijos prosperan cuando tienen en claro sus límites y comprenden las consecuencias de no seguirlos. De la misma forma, como Padre amoroso que es, Dios establece para nosotros las reglas para el éxito en la vida y recompensa a quienes las honran. En el libro de Josué 1:8, Dios nos dice:
Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley.
Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él.
Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien.
Te invito a que le des gracias a Dios por cuidar de tu bienestar, guiándote a través de Su palabra sobre lo que debes y no debes hacer.
Por lo general, nuestros sentimientos no están en sintonía con lo que es mejor para nosotros, sino que prefieren salirse con la suya. Por ello es que gastamos dinero que no tenemos, comemos cosas que no debemos, nos acostamos tarde aun cuando sabemos que debemos levantarnos temprano al otro día. Es que nuestros sentimientos son inconstantes: cambian como el viento. Sin embargo, como creyentes, tenemos algo mejor en que confiar: en la Palabra de Dios. Jeremías 17:9 nos dice:
El corazón es engañoso y perverso, más que todas las cosas.
¿Quién puede decir que lo conoce?
Dios nos conoce totalmente y está dispuesto a darnos un corazón nuevo a través de su palabra. Te invito a que le pidas a Dios que te ayude a confiar cada día más en Él y menos en tus sentimientos.
«Sepan que Yo soy Dios», nos dice Dios en el Salmo 46. ¡Esto significa que debemos reconocer que nosotros no somos Dios! Cuando no obedecemos, no consultamos o no reconocemos los tiempos de Dios, lo quitamos del trono de nuestra vida y nos ponemos en su lugar. Y sabemos lo bien que eso funciona, ¿verdad? Mucho se habla sobre tener metas y visión, algo que es apoyado por lo que nos dice la Biblia en Proverbios 29: 18a:
Cuando no hay visión, el pueblo se desvía…
Pero nunca cumplirás tu visión sin la ayuda de Aquel que te la dio. No hay tiempo perdido esperando cuando esperas en el Señor. Pídele hoy a tu Padre celestial que te ayude a estar quieto para ver, escuchar y seguir Su dirección.