Los sabios de oriente están llegando al final de su camino. Un camino marcado por Dios desde el principio. Un camino que termina en el encuentro con el Niño Jesús, su promesa para los habitantes de todas las naciones, su promesa para ti y para mí. Leemos en la Biblia:
Cuando entraron en la casa,
vieron al niño con su madre María y,
postrándose ante él, lo adoraron.
Luego abrieron sus tesoros y le ofrecieron
oro, incienso y mirra. Mateo 2:11
¿Seguirás la estrella que guió a los magos hasta encontrar al Hijo de Dios? No pierdas la oportunidad de hacerlo. Detente ante el pesebre. No tienes que llevar nada: alcanza con un corazón arrepentido. Él quiere darte todo. Con su pobreza, él te llenará de riquezas poniendo en tu corazón la fe más preciosa que brilla como el oro. Vayamos a Belén y de rodillas adoremos.
Vivimos en un mundo fracturado. Un apéndice infectado tiene que ser operado. Una relación rota necesita honestidad y franqueza si alguna vez va a mejorar. La corrupción debe ser expuesta antes de que pueda ser limpiada. Pero el objetivo final es siempre la curación, la vida, la alegría, la paz.
Jesús vino a este mundo no solo para alterarlo, sino para arreglarlo. Si nos humilla, nos volverá a levantar. Si sufrimos, sabemos que nos resucitará así como él también sufrió y resucitó de entre los muertos. A través de Jesús, Dios nos reveló su amor y misericordia para nosotros. Terminemos este año y comencemos el nuevo siguiendo la exhortación del apóstol Pablo:
Entonces ustedes, como escogidos de Dios santos y amados,
revístanse de tierna compasión, bondad, humildad,
mansedumbre y paciencia. Colosenses 3:12
José y María pensarían que las cosas estaban fuera de control. Excepto que, por supuesto, no lo estaban. Dios había planeado que Jesús naciera en Belén, por lo que nada de esto lo sorprendió. Dios los estaba cuidando, no importaba lo aterradora que pudiera ser la situación. No estaban solos: Dios estaba con ellos, Su voluntad se estaba cumpliendo. Como dice el evangelista Lucas:
Y mientras ellos se encontraban allí,
se cumplió el tiempo de que ella diera a luz. Lucas 2:6
Dios también está con nosotros cuando tenemos miedo y estamos confundidos. Él sabe lo que está haciendo. Él cuida de nosotros y nunca nos dejará ni nos abandonará. ¿Cómo podría abandonarnos, cuando él es Aquel que vino a salvarnos a través de un nacimiento tan impensado y aterrador como ese? Pídele a ese Niño de Belén que te acompañe en todo momento.
José y María pensarían que las cosas estaban fuera de control. Excepto que, por supuesto, no lo estaban. Dios había planeado que Jesús naciera en Belén, por lo que nada de esto lo sorprendió. Dios los estaba cuidando, no importaba lo aterradora que pudiera ser la situación. No estaban solos: Dios estaba con ellos, Su voluntad se estaba cumpliendo. Como dice el evangelista Lucas:
Y mientras ellos se encontraban allí,
se cumplió el tiempo de que ella diera a luz. Lucas 2:6
Dios también está con nosotros cuando tenemos miedo y estamos confundidos. Él sabe lo que está haciendo. Él cuida de nosotros y nunca nos dejará ni nos abandonará. ¿Cómo podría abandonarnos, cuando él es Aquel que vino a salvarnos a través de un nacimiento tan impensado y aterrador como ese? Pídele a ese Niño de Belén que te acompañe en todo momento.
¿Ha puesto Dios en tu corazón un sueño que te parece imposible de alcanzar, un anhelo que crees que nunca vas a lograr, un proyecto que no vas a poder realizar? No los veas como un imposible ni escuches las voces que buscan desanimarte para que te rindas. Al contrario, preséntate ante Dios, el Señor de lo imposible, con ese sueño, anhelo o proyecto. En el Evangelio de Lucas leemos:
Y Jesús les respondió:
«Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.» Lucas 18:27
Dios puede ordenarle al mar que se calme, multiplicar panes y peces, hacer caminar a un paralítico, darle la vista a un ciego y volver a la vida a un muerto. Así también, puede ordenar que se cumpla ese sueño, anhelo o proyecto que Él ha puesto en tu corazón. Acude a Él.
La pandemia y las restricciones que han venido con ella nos han cambiado la vida. Las cosas se han puesto más difíciles, es verdad, y también es verdad que con frecuencia nos sentimos cansados, sin fuerzas y sin esperanzas. Pero hoy es un buen día para ver y reconocer que el Señor está con nosotros y nos fortalece. En profeta Isaías nos dice:
El Señor da fuerzas al cansado,
y aumenta el vigor del que desfallece. Isaías 40:29
Sabiendo que el Señor está a tu lado, te invito a que luches. Lucha aunque te parezca que vas a desmayar; lucha aunque sientas que se te acaban las fuerzas. Lucha confiando en el Señor, porque los que confían en Él encuentran nuevas fuerzas, vuelan alto como con alas de águila, corren y no se cansan, caminan y no desmayan.
Es cierto que en la vida nos encontramos con muchos sinsabores, pero aunque cueste creerlo, te puedo asegurar que son más las bendiciones que recibimos de parte del Señor que los sinsabores que encontramos. Por lo tanto, no dejes que los fracasos, las traiciones e incluso la tristeza, te inhabiliten y te impidan alabarlo por las bendiciones recibidas. Haz tuyas las palabras del salmista:
Que todo lo que soy alabe al Señor;
que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí. Salmo 103:2
Llena hoy tu corazón de gratitud y alabanza a Dios por todos los beneficios que recibes de Él. Proponte intencionalmente, cada día, descubrir las bendiciones que Dios tiene para ti y verás la mano de Jesús actuando con poder en toda tu vida.
Hoy es un día maravilloso, más allá de que haya sol o esté nublado. Eso realmente no es lo que determina que un día sea maravilloso. Lo que lo determina es tu relación con Dios. Porque cuando caminas unido a Dios, él transforma tu tristeza en alegría, tus fracasos en triunfos, tus derrotas en victoria. El Salmo (30:11) dice:
Tú cambias mis lágrimas en danza; me quitas la tristeza y me rodeas de alegría.
¿Has escuchado bien? Dios cambia hoy tus lágrimas en danza, te quita la tristeza y te rodea de alegría. ¿Cómo sucede esto? Solo tienes que seguir el consejo que Jesús le dio a Jairo cuando le dijo: «No temas, solo debes creer».
Preséntate en oración ante el Rey de Reyes y Señor de Señores, y dile: «Gracias, Señor, porque he comprendido hoy que cuando me acerco a ti, tú me transformas».
Aun con las cosas tristes o dolorosas que te hayan podido ocurrir en el pasado, aun cuando sientas que no tienes mucho valor, tú eres una persona muy valiosa. ¿Sabes por qué? Porque Dios te creó y porque envió a su propio Hijo Jesucristo a dar su vida por ti. Jesús está contigo siempre, sanando las heridas que recibes y ayudándote a seguir adelante. En Dios puedes confiar siempre. Él nunca te va a defraudar. En Proverbios (16:3), su Palabra nos dice:
Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.
Sabiendo cuánto vales para Dios, te invito a que te acerques a Él en oración y le confíes tus sueños y proyectos, permitiendo que Él te guíe de acuerdo a sus propósitos.
Ser padres es una de las tareas más difíciles y establecerle límites a nuestros hijos en ocasiones nos resulta muy pesado. Las señales de tránsito no se inventaron para fastidiarnos, sino para marcarnos límites que nos mantengan seguros. Lo mismo pasa en nuestras vidas: cuando tenemos límites que nos guían, nos sentimos más seguros. Nuestros hijos no son la excepción; ellos necesitan que les establezcamos límites. Si sientes que no puedes hacerlo, pídele ayuda a Dios. La Biblia dice en Santiago (1-5):
Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche.
Te invito a que confíes en el Señor y le pidas ayuda. Él quiere lo mejor para ti y para tus hijos, y nunca te va a fallar.