Dios siempre escucha las oraciones de sus hijos y las contesta a su tiempo. Podemos orar en todo lugar, ya sea que estemos solos o con nuestras familias, en la iglesia o en la casa. Dios espera que nos acerquemos a él regular y frecuentemente, tanto en los momentos alegres como en los tiempos de aflicción, sabiendo que el Espíritu Santo ora con nosotros y por nosotros. La Biblia nos dice en Romanos 8:26-27:
Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda.
Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros,
y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo.
Te invito a que hoy te tomes un tiempo para hablar con Dios.
Cuando alguien nos hiere, nuestra respuesta natural es devolverle el daño o esperar que sufra por lo que nos ha hecho. Sin embargo, como hijos de Dios sabemos que esa es la respuesta incorrecta. Es entonces cuando descubrimos que perdonar a alguien no es algo natural ni fácil: requiere gracia sobrenatural de nuestra parte. ¿De dónde la sacamos? ¡A través de la oración! En Marcos 11:25, Jesús nos dice:
Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo,
para que también su Padre que está en los cielos
les perdone a ustedes sus ofensas.
Recordar la gracia de Dios hacia ti no te deja más remedio que extender esa misma gracia hacia alguien que te lastima. Entonces, si tienes el deseo de perdonar a alguien, anímate: el Espíritu Santo ya ha hecho la mitad del trabajo.
Los tiempos difíciles no duran para siempre. Con la misma certeza que Dios creó la primavera para seguir al invierno, la temporada de adversidad en la que te encuentras terminará. Y cuando lo haga, Dios te habrá dado la sabiduría necesaria para construir un futuro mejor. A veces, sus mayores bendiciones provienen de las circunstancias más negativas. En 2 Corintios 4:17 Pablo escribe:
Nuestros problemas actuales son pequeños y no durarán mucho.
Sin embargo, nos producen una gloria que los supera con creces
y durará para siempre.
Los tiempos difíciles no duran, ¡pero las personas sí! De tus mayores pruebas surgen tus mayores testimonios. Ten paciencia y confía en que Dios hará lo que tú no puedes hacer. Te invito a que le pidas hoy a Dios que te ayude a recordar que él siempre está contigo.
Todos necesitamos un ajuste de actitud de vez en cuando. Hay veces en que los problemas se acumulan, y es fácil caer en el desconcierto y el negativismo. Pero más allá de lo que suceda en tu vida, puedes proponerte encararlo con una mentalidad positiva, buscando la fuerza para enfrentarlo con la actitud correcta. En Filipenses 4:8, Pablo escribe:
… piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro,
en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud,
si hay algo que admirar, piensen en ello.
En el momento en que el enemigo envíe pensamientos negativos a tu mente, detenlos allí mismo. Esfuérzate por mantener una actitud positiva en cada circunstancia, confiando en que «el Dios de paz estará contigo».
Querer agradar a los demás hace que descuidemos nuestras necesidades y nos hace tomar decisiones basadas en su aprobación. Estas dos actitudes nos llevan a desilusionarnos con nosotros mismos cuando las cosas no funcionan. El apóstol Pablo nos dice en Gálatas 1:10:
Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios.
Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un siervo de Cristo.
Cuando cedes a las demandas de los demás, permites que ellos, y no Dios, controlen tu vida. Dios no quiere que sirvas a las personas por miedo, sino por amor a ellas y a Él. Pídele hoy a Dios que te ayude a buscar complacerle solo a Él.
Para tener éxito en la vida necesitamos rodearnos de personas sabias y competentes. Pero a veces no lo hacemos por miedo, o porque los demás son más inteligentes o experimentados que nosotros, o porque confrontan nuestros puntos de vista. Es por ello que en Proverbios 11:14, Dios nos dice:
Sin liderazgo sabio, la nación se hunde; la seguridad está en tener muchos consejeros.
Hoy te invito a que escuches y evalúes lo que te dicen esos consejeros, y a que le agradezcas a tu Padre celestial por las personas maravillosas que Él pone en tu camino para que puedas aprender y crecer más en Él.
¿Tienes heridas en tu vida que te aturden, que te perturban, que te sangran y te hacen apartarte de los demás? Si es así, tengo una buena noticia para darte: Jesús venció en la cruz para darnos su paz y sanar nuestras heridas, perdonando nuestros pecados y dándonos fuerzas para perdonar a quienes nos las causaron. Isaías 53:5 nos dice:
[Jesús] será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones!
Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados.
Hoy te invito a que le pidas a Dios que, a través de Jesús, sane tus heridas y cicatrices y te llene de su perdón y amor para que puedas vivir a pleno la vida que Él te ha dado.
Comenzamos cada día esperando no tener problemas y confiando en que se cumplirán nuestras expectativas y deseos. Pero no siempre es así. El diablo es un enemigo real que hace todo lo posible por causarnos desánimo, miedo y fracaso. Sabiendo esto, escucha lo que nos dice el Salmo 91:9-11:
Por haber puesto al Señor por tu esperanza, por poner al Altísimo como tu protector,
no te sobrevendrá ningún mal, ni plaga alguna tocará tu casa.
El Señor mandará sus ángeles a ti, para que te cuiden en todos tus caminos.
Y si Dios está contigo, nada ni nadie podrá hacerte mal. Confiando en estas palabras, puedes enfrentar cada día con la seguridad de que vives bajo la protección de Dios. Te invito a que le pidas hoy a Dios que te ayude a confiar cada vez más en Él.
Comenzamos cada día esperando no tener problemas y confiando en que se cumplirán nuestras expectativas y deseos. Pero no siempre es así. El diablo es un enemigo real que hace todo lo posible por causarnos desánimo, miedo y fracaso. Sabiendo esto, escucha lo que nos dice el Salmo 91:9-11:
Por haber puesto al Señor por tu esperanza, por poner al Altísimo como tu protector,
no te sobrevendrá ningún mal, ni plaga alguna tocará tu casa.
El Señor mandará sus ángeles a ti, para que te cuiden en todos tus caminos.
Y si Dios está contigo, nada ni nadie podrá hacerte mal. Confiando en estas palabras, puedes enfrentar cada día con la seguridad de que vives bajo la protección de Dios. Te invito a que le pidas hoy a Dios que te ayude a confiar cada vez más en Él.
¡Qué bendición es recordar en esta Semana Santa cuando Jesús, movido por su inmenso amor, se dispuso a transitar el camino que haría posible nuestra reconciliación con Dios! Haciendo esto, Jesús fue contra la corriente arrastradora de este mundo y su pecado. Hebreos 12:2-3 nos exhorta:
Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe,
quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio,
y se sentó a la derecha del trono de Dios.
Por lo tanto… no se cansen ni se desanimen.
Es mi oración que su sacrificio en la cruz por ti no haya sido en vano. Para ello, te animo a que lo sigas en cada momento de tu vida, aun cuando eso signifique ir contra la corriente.