Cuando dejas que otros te etiqueten, invariablemente hacen tu mundo demasiado pequeño. Una vez que aceptas la etiqueta que te ponen, empiezas a creer que eso es lo que eres y que nunca llegarás a nada más que eso. Sin embargo, Dios es el único que puede decirte quién eres. Él es quien te creó, te redimió, te llamó y te dio poder para cumplir Su propósito en este mundo. Él te dice en Isaías 43:1 (NBLA):
No temas, porque Yo te he redimido, te he llamado por tu nombre; Mío eres tú.
Dios te ama y te acepta, ¡y su aprobación supera la desaprobación de todos los demás!
Los adolescentes necesitan sentirse amados por sus padres. Una forma de mostrarles ese amor, es a través de expresiones de cariño dadas en el momento oportuno, en el lugar apropiado y de una manera adecuada. El Salmo 36:7 dice:
Tú, Señor, cuidas de hombres y animales; ¡cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor!
Todo ser humano halla refugio a la sombra de tus alas.
El poder emocional del cariño es innegable y es algo que todos necesitamos. Cuando te encuentres necesitado de cariño recuerda, que Dios te ama y te cuida, y que a la sombra de sus alas puedes hallar refugio.
La crisis general que la pandemia ha provocado, es una oportunidad para repensar y cambiar las actitudes que no nos hacen bien y que tampoco contribuyen al bien de quienes nos rodean. Para eso, Dios nos recuerda en Colosenses 3:12-14:
… como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de entrañable misericordia,
de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia.
Sean mutuamente tolerantes… perdónense de la misma manera que Cristo los perdonó.
Y sobre todo, revístanse de amor, que es el vínculo perfecto.
Te exhorto a que encuentres un tiempo en estos días para pedirle a Dios en oración que te revista de su amor y te ayude a dejar de lado todo aquello que te aleja de Él y de tu prójimo.
En el Día de Todos los Santos alabamos a Dios por edificarnos con el ejemplo de vida de hombres y mujeres fieles de la Biblia y de la historia que nos precedieron en la vida. Romanos 6:22 nos dice:
Como ya han sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios,
el provecho que obtienen es la santificación,
cuya meta final es la vida eterna.
Hoy te invito a que glorifiques a Dios no solo por la fidelidad de los santos que nos han precedido, sino también por la fidelidad de Dios para con ellos, y a que le agradezcas también a Dios por la santidad que es tuya a través del sacrificio de su Hijo Jesús.
¿Por qué nos cuesta tanto superar nuestras conductas negativas? ¿Qué pensará Dios de nosotros? ¿No se frustra al ver que, por más que tratamos de hacer lo correcto, no lo logramos? Aun así, Dios está obrando en nosotros. En el Evangelio de Juan, Jesús nos dice:
Ustedes no me eligieron a mí; más bien, yo los elegí a ustedes. Juan 15:16a
No es casualidad que pertenezcas a Dios y que su Espíritu te esté formando. Aunque no puedas verlo ahora, Dios tiene la intención de hacer cosas maravillosas contigo. Nada de lo que el diablo pueda hacer impedirá que el Señor termine su obra en ti. Después de todo, Él ya ha dado su vida para hacerte suyo.
Hoy, más que nunca, nuestros adolescentes necesitan tener la seguridad del amor de sus padres hacia ellos. En medio de la inseguridad de la transición en la adolescencia, tus palabras de afirmación son alimento y fortaleza al espíritu de tu adolescente. El Salmo 25:6 nos dice:
«Señor… en todo tiempo me has mostrado tu amor y tu misericordia.»
Pídele hoy a Dios que te ayude a reafirmar a tu adolescente con tu amor. A través de Jesucristo, su Hijo, nuestro Padre celestial abre sus brazos para que, en medio de los grandes desafíos y problemas que tenemos con la crianza de nuestros hijos, podamos acudir a Él.
Para poder influenciar de manera positiva a nuestros hijos adolescentes, especialmente en las decisiones importantes de la vida, los padres debemos aprender a amarlos como ellos necesitan ser amados. En 1 Corintios 13:4-7, la Biblia nos dice:
El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece;
no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso…
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Hoy te invito a que le pidas a Dios que te enseñe a amar a tus hijos con Su amor, para que así ellos te conozcan y se afirmen cada día más en ti.
La muerte es el último enemigo de la vida. Como no fue parte del diseño original de Dios para su creación, es un intruso no querido y una consecuencia del pecado que no es bien recibida. Dado que la mayoría de las personas sentimos aprehensión ante lo desconocido, es de esperar que sintamos temor a la muerte. Aun así, Dios nos invita a no temer, sino a confiar siempre en Él, como dice el Salmo 23:
Aunque pase por el valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo;
Tu vara y Tu cayado me infunden aliento.
Es mi oración que estas palabras del rey David sean una realidad en tu vida.
¿Eres agradecido? ¿Reconoces y das gracias a Dios cada día por todas las cosas que tienes y recibes gracias a su bondad y amor? Dios sabe de nuestra tendencia a quejarnos y a estar insatisfechos, y también sabe lo peligroso que es rezongar constantemente. Por eso él quiere que le demos gracias siempre, en toda circunstancia, como nos dice el apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5:16 a 18:
Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en todo,
porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.
Permitamos que la gracia de Dios inunde nuestro corazón, para que la gratitud renueve nuestra perspectiva y podamos ver la mano de Dios en cada momento de nuestra vida.
Toda crisis es una oportunidad que la vida nos presenta para crecer y progresar. Esta pandemia que estamos viviendo no es una excepción. Pero de cada uno de nosotros depende aprovecharla para bien. En 1 Pedro 3:8 y 9, Dios nos dice:
… únanse todos en un mismo sentir; sean compasivos, misericordiosos y amigables;
ámense fraternalmente y no devuelvan mal por mal, ni maldición por maldición.
Al contrario, bendigan, pues ustedes fueron llamados para recibir bendición.
Es mi oración que, aun en medio de las circunstancias dolorosas o desalentadoras de tu vida, encuentres en Dios fuerza para ser compasivo, misericordioso y amigable y para llevar bendición a quienes te rodean.