Aunque tengas tu mundo hecho pedazos hay un lugar reservado para ti en los brazos del Señor. Yo sé muy bien que los problemas nos agobian y nos sacan lágrimas. Pero también sé que en esos momentos el Señor nos carga, nos consuela y nos dice ‘pon tu cabeza sobre mis hombros que yo me encargo de esto’. El mejor lugar donde puede estar el problema que tienes hoy es en las manos del Señor Jesús. Dice el Salmo 55:
«Mi amigo, te aconsejo que pongas en manos de Dios todo lo que te preocupa; ¡él te dará su apoyo! ¡Dios nunca deja fracasar a los que lo obedecen! ¡Por eso siempre confío en él!» (Salmo 55:22b TLA).
¿Estás enfrentando problemas o dificultades? No esperes más. Ponlos hoy mismo en las manos del Señor.
De la misma manera que la salud física depende, en buena parte, de la dieta alimenticia, así también nuestra salud mental y espiritual dependen, en mayor proporción todavía que la corporal, de lo que nutre a nuestra mente. La variedad de medios de comunicación que tenemos hoy en día, el internet, las redes sociales, etc., pueden servir para bendecirnos o para dañarnos, ya que nos alimentan con cosas que nos benefician, pero también que nos perjudican. Recordemos lo que la Palabra de Dios nos dice en Filipenses 4:
«Piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en ello» (Filipenses 4:8).
¿Qué cosas están nutriendo tu corazón y tu mente? Te invito a que, a partir de hoy, te propongas alimentarte solo con aquello que honra a Dios.
Muchas personas viven en ambientes donde las ansias de poder, la corrupción, el amor al dinero, la pérdida de los valores morales, en fin, el deseo de aprovecharse de todo sin importarles el daño que puedan ocasionar a terceros, les quita la paz. No podemos esperar un mundo en paz, cuando hay tantos viviendo vidas egoístas, tristes, amargadas, con pasiones bajas y deseos de venganza. Necesitamos una paz que este mundo no puede dar. Esa paz la encontramos solo en Jesús, el Príncipe de Paz. En el Evangelio según San Juan 14, Jesús dice:
«La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como el mundo la da. No dejen que su corazón se turbe y tenga miedo» (Juan 14:27).
Te invito a que le pidas al Señor que te llene de su paz, para luego poder compartirla con quienes te rodean.
La vida es un precioso regalo que el Señor nos ha dado. Él espera que no la malgastemos con rencores sin sentido, peleas infructuosas o desatinos que afectan nuestra salud. Más bien, Dios quiere la disfrutemos y celebremos valorando cada momento que nos permite vivir, y aprovechando cada día para servirle a Él, sirviendo a quienes nos rodean. Jesucristo vino para perdonarnos y abrirnos las puertas a la vida eterna, dándonos así la posibilidad de que vivamos una vida plena de este lado del cielo. Como leemos en el Evangelio según San Juan 10:
«Yo he venido para que todos ustedes tengan vida, y para que la vivan plenamente» (Juan 10:10b TLA).
No esperes más. Pídele a Dios que te ayude a comenzar hoy mismo a vivir cada día en la plenitud que Él ha prometido.
Se dice que una persona es sabia cuando conoce los puntos débiles de su carácter y no los justifica, sino que es lo suficientemente humilde para pedir ayuda y tratar de superarlos; cuando conoce y acepta sus limitaciones y no vive frustrado por ellas; cuando conoce los puntos fuertes de su carácter, los controla y los utiliza para bien. Sabemos que no es fácil lograr esto, pero es posible cuando contamos con la ayuda de Dios. El Salmo 37 dice:
«Confía en el Señor, y practica el bien; así heredarás la tierra y la verdad te guiará. Disfruta de la presencia del Señor, y él te dará lo que de corazón le pidas» (Salmo 37:3-4).
Te exhorto a que le entregues tu carácter al Señor y le pidas que te ayude a cambiarlo para Su gloria y el beneficio de quienes te rodean.
A todos nos sucede que se nos presentan tentaciones a las que no quisiéramos sucumbir. A veces esto ocurre porque estamos intentando tomar el camino equivocado para llegar hacia dónde queremos ir, sin tomarnos el tiempo para pedir la dirección del Señor. Cuando hacemos esto, al final del camino lo que sentiremos es tristeza. Pero no tiene por qué ser así. No estamos solos para luchar y vencer las tentaciones. Jesús camina con nosotros y está siempre dispuesto a ayudarnos. Y, como leemos en Hebreos 2:
«Puesto que él mismo sufrió la tentación, es poderoso para ayudar a los que son tentados» (Hebreos 2:18).
Cuando estés luchando con una tentación, pídele a Dios que te ayude y guíe a caminar por el camino que él tiene preparado para ti.
Cuando nos falta el dinero, la salud o el tiempo, solemos preocuparnos. Tú podrías decirme: «bueno, es de humanos preocuparse». Y sí, es cierto, pero cuando la preocupación nos está quitando la atención de cosas importantes o de responsabilidades adquiridas, quiere decir que quizás no estamos abordando la razón de la preocupación adecuadamente. Porque estar preocupados a ese extremo nos quita la capacidad de resolver los problemas y nos afecta la salud. En el Evangelio según San Mateo 6, Jesús nos anima a dejar de preocuparnos con las siguientes palabras:
«¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida?» (Mateo 6:27 NTV).
Entrégale al Señor tus preocupaciones y descansa en Él. Deja que sea Jesús quien tome el control y se haga cargo de lo que te preocupa.
Seguramente que en algún momento de tu vida has invertido tiempo, esfuerzo y dinero en un proyecto o actividad y las cosas no salieron como lo esperabas. Esto definitivamente que es frustrante y hasta podemos sentirnos fracasados. Sin embargo, en vez de verlo como un fracaso, podemos verlo desde el punto de vista de que a veces ganamos y otras veces aprendemos. Y siempre tendremos algo nuevo que aprender, hasta de las cosas que no han salido como deseábamos. En su carta a los Romanos 8, el apóstol Pablo nos dice lo siguiente:
«Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan» (Romanos 8:28 TLA).
Recuerda que Dios te ama y siempre estará contigo.
A todos nos sucede que nos sentimos desanimados, como que no tenemos la capacidad de hacerle frente a los problemas o tareas que tenemos por delante. Dicho de otra manera, sentimos casi como que el mundo se nos viene encima. Cuando estés pasando por uno de esos momentos, recuerda y medita sobre lo que Dios nos dice a través del profeta Sofonías:
«Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos» (Sofonías 3:17 NVI).
Ten presente que el Señor te ama con amor eterno y que nunca te dejará, ni siquiera en tus peores momentos. Él siempre quiere lo mejor para ti.
¿Te has detenido a pensar en lo rápido que se pasan los días? Es interesante ver lo acelerada que llevamos nuestra vida. Cuando somos niños queremos ser adolescentes; cuando somos adolescentes queremos ser adultos y cuando somos adultos quisiéramos poder retroceder el tiempo para volver a vivir con la inocencia de la niñez o la despreocupación de la juventud. Lo cierto es que nos enfocamos tanto en el futuro, que nos perdemos de saborear el presente. El Salmo 90 nos dice:
«Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría» (Salmo 90:12 NTV).
Te invito a que le pidas a Dios que te enseñe a vivir y disfrutar todas las bendiciones con que cubre tu vida cada día.