Es bueno y reconfortante saber y sentir que el control de nuestra vida está en las manos del Señor y no en las nuestras. Por consiguiente, no debemos temer a lo que vendrá, sino confiar en que Dios estará con nosotros en los pasos que tengamos que dar. Jesús está siempre en nuestro presente, pero también en nuestro futuro y nos ofrece una vida buena cerca de él. Pídele que te ayude a mantenerte firme y que tus pies no resbalen, así como lo dice el Salmo 17:
«Sostén mis pasos en tus sendas para que mis pies no resbalen» (Salmo 17:5)
Hay gran gozo y mucha satisfacción cuando nos mantenemos tomados de la mano del Rey de reyes y Señor de señores.
El Dios Todopoderoso puede resolver el problema que tengas, por más grande que este sea. Puede ayudarte en tu negocio o en tu trabajo, en la escuela o en el hogar, porque su poder no tiene límites. Lo único que espera de ti es que confíes y descanses en Él. Para ello, haz propias las palabras del Salmo 71, que dice:
«Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre,
y todo el día proclama tu grandeza» (Salmo 71:8 NVI)
Te invito a que al levantarte tengas una alabanza al Señor en tus labios y que esta sea constante durante el día. También te invito a que, cuando te acuestes, agradezcas al Señor por todo lo bueno que te permitió vivir durante el día.
Tú eres importante y de mucho valor para Dios. Él sacrificó la vida de su propio Hijo, quien derramó su sangre para que tú puedas tener una vida plena ahora y por la eternidad. Aunque pasen cosas insólitas e inesperadas en tu vida, Dios siempre está a tu lado. No lo dudes ni por un solo instante. En Isaías 54 leemos lo siguiente:
«Las montañas podrán cambiar de lugar, los cerros podrán venirse abajo, pero mi amor por ti no cambiará. Siempre estaré a tu lado y juntos viviremos en paz. Te juro que tendré compasión de ti» (Isaías 54:10 TLA)
Ten muy presente no sólo la compasión del Señor por ti sino también, y más importante que todo, que el Señor te ama con amor eterno.
Tú eres importante y de mucho valor para Dios. Él sacrificó la vida de su propio Hijo, quien derramó su sangre para que tú puedas tener una vida plena ahora y por la eternidad. Aunque pasen cosas insólitas e inesperadas en tu vida, Dios siempre está a tu lado. No lo dudes ni por un solo instante. En Isaías 54 leemos lo siguiente:
«Las montañas podrán cambiar de lugar, los cerros podrán venirse abajo, pero mi amor por ti no cambiará. Siempre estaré a tu lado y juntos viviremos en paz. Te juro que tendré compasión de ti» (Isaías 54:10 TLA)
Ten muy presente no sólo la compasión del Señor por ti sino también, y más importante que todo, que el Señor te ama con amor eterno.
Cuando nos equivocamos, cometemos un error o pecamos, pero acudimos a los pies del Señor con corazón arrepentido, Él nos perdona. No importa lo que hayas hecho o lo que haya sucedido, si llegas a Jesús arrepentido las cosas cambiarán y serán transformadas. En Isaías 1, el Señor nos dice:
«Aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana» (Isaías 1:18 RVA-2015)
Te hago una exhortación: busca y recibe hoy el perdón de Dios en su plenitud. Eso incluye que te perdones a ti mismo y no vivas más atormentado por los pecados cometidos. Dios te limpia para que vivas libre de culpas y puedas servir a Él de todo corazón y con alegría.
En esta vida tenemos victorias, triunfos, alegrías, como también derrotas, fracasos y tristezas. No debemos permitir que estas cosas controlen nuestra vida. De las victorias triunfos y alegrías dale gracias a Dios, de las derrotas, fracasos y tristezas aprende, échalos fuera y sigue hacia adelante. No importa lo que esté sucediendo, por muy malo o bueno que parezca o por muy triste o alegre que sea. La Biblia dice en Habacuc 3 lo siguiente:
«Aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador!» (Habacuc 3:18 NVI)
Párate firme, recapacita sobre lo que está sucediendo y sin importar las situaciones o circunstancias que se te presenten, regocíjate en el Señor.
Hay quienes piensan que Dios está muy lejos. Sin embargo, Dios está al alcance de una mirada por la ventana: lo podemos ver en las aves del cielo, el mar que ruge, en el viento que sopla, en las estrellas que brillan. En fin, la obra de sus manos está reflejada en toda la naturaleza. Pero, más aún, Dios está presente cuando dos o tres se reúnen para orar en Su nombre, está presente en los sacramentos y en Su Palabra. Él está presente y dispuesto a recibirnos. Como dice Hebreos 4:
«Acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos» (Hebreos 4:16 NVI)
Te invito a que te acerques hoy al Señor, quien te espera con los brazos abiertos.
¡Qué maravilloso es tener buenos amigos! Amigos que cuando los necesites digan presente y te den un buen consejo, y para los cuales tú también estés presente cuando ellos te necesiten. Los amigos verdaderos van a animarte o reprenderte cuando sea necesario. Por esa razón, debemos esforzarnos por tener buenas amistades: a los amigos se les cultiva. Proverbios 18 dice:
«El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo» (Proverbios 18:24a RVR1977)
Te invito a que a partir de hoy te muestres como un amigo sincero y te esfuerces por cultivar tus amistades estando presente en sus vidas, aunque sea a través de la distancia. Pero, por sobre todas esas cosas, que te esfuerces por ser una bendición para ellos apoyándote en Jesús.
La planificación es muy importante cuando tenemos entre manos un proyecto que queremos llevar a cabo con éxito. Si no planificamos, lo más seguro es que nos cueste mucho realizarlo o que fracasemos en el intento de cristalizarlo. Pero más importante que la planificación es pedirle al Señor que ese proyecto esté en sus planes y propósitos para nuestra vida y que sea Él quien nos guíe y acompañe en su realización. El Salmo 138 nos dice:
«Dios mío, tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer.
Tu amor por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!» (Salmo 138:8 TLA)
Hoy te invito a que pongas todo lo que estás planeando hacer en las manos del Señor. Él sabe lo que es mejor para ti, y nunca te va a defraudar.
Muchas veces cuando estamos en medio de una preocupación, un problema o tal vez una necesidad, podemos sentir que no tenemos salida, que ya no hay nada que hacer. Puede ser que nos sintamos acorralados, pero realmente eso no es así. Cuando acudimos al Señor siempre vamos a tener una salida, porque él escucha nuestro clamor. En Isaías 65 leemos:
«Antes que me llamen, yo les responderé;
todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado» (Isaías 65:24 NVI)
Hoy te invito a que le presentes al Señor las peticiones de tu corazón con la confianza de que Él te escucha, así como un padre escucha a su hijo.