Una de las cosas que está causando estragos en la salud de las personas hoy en día es la ansiedad, que de una manera casi silenciosa nos va desgastando y destruyendo nuestra relación con quienes nos rodean. Pero no tenemos por qué vivir así. Dios no nos creó para vivir en forma miserable, sino para vivir con alegría. Escucha lo que nos dice Su Palabra en Primera Pedro 5:
«Depositen en [Dios] toda ansiedad, porque él cuida de ustedes» (1 Pedro 5:7 NVI)
Entonces, no te resignes ni aceptes la ansiedad que la vida te quiere crear, sino preséntasela al Señor en oración. Entrégale a Él las cosas que te preocupan, y descansa en Su sabiduría y cuidado.
Hay personas que cansadas de recibir ofensas, malos tratos o vejámenes e injusticias, se preguntan como lo hizo Pedro: ¿hasta cuándo tengo que perdonar? Muchas veces creemos que perdonar es casi una humillación. Pero déjame decirte que cuando perdonamos, el primero que recibe el beneficio es el que perdona porque hace la voluntad de Dios. ¿Cuántas veces debes perdonar? Esta es la respuesta que Jesús le dio a Pedro, registrada en Mateo 18, donde dice:
«Entonces se le acercó Pedro y le dijo: «Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿cuántas veces debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» Jesús le dijo: «No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» (Mateo 18:21-22)
En otras palabras: debemos perdonas siempre. No te resistas a perdonar, hazlo hoy.
Tú no eres producto de la casualidad: Dios te formó en el vientre de tu madre y tiene grandes planes y propósitos contigo. Mi madre quedó embarazada de mi a los seis meses de habérsele practicado una operación quirúrgica para que naciera mi hermana. ¿Alguno de ustedes piensa que fui un bebé planificado? ¡Claro que no! Yo tampoco lo creo. Lo que sí creo es que el Señor me creó con un propósito y me amó con amor eterno. Juan 3 dice:
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16 RVS1960)
Yo sé que Jesús te ama. ¿Y tú?
Es triste y preocupante ver cuántas familias se destruyen y cuántas personas sufren a causa de ello. Los divorcios, la violencia familiar, la delincuencia, los crímenes y las drogas van en un aumento vertiginosamente creciente. El respeto ya casi no existe y los valores desaparecen cada vez más. ¿Será que hay alguna esperanza para dejarle a las nuevas generaciones un mundo mejor? ¡Por supuesto que la hay! La encontramos en las palabras del Evangelio de Mateo 6, donde dice:
«Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten» (Mateo 6:33 TLA)
Cuando Dios es el rey y señor de nuestra vida y familia, podemos vivir el presente y mirar al futuro con esperanza, porque sabemos que Dios también es el rey y señor de ese futuro. ¿Qué lugar está ocupando Él en tu vida y en tu familia?
El mundo está cansado de oír hablar de amor, cuando lo que ven es odio; de oír hablar de paz, cuando lo que ven es guerras; de oír hablar de sinceridad, cuando lo que ven es hipocresía; de oír hablar de compromiso, cuando lo que ven es corrupción. Y tiene razón. Pero tú y yo tenemos la posibilidad, la responsabilidad y el privilegio de mostrar que las cosas pueden ser diferentes. Escucha lo que nos dice el Salmo 51:
«Crea en mí un corazón limpio, Dios, y renueva la rectitud de mi espíritu» (Salmo 51:10 NBV)
Te invito a que hagas tuya esta plegaria del salmista para que Dios te ayude a ser un testigo fiel y así, a través tuyo, más personas conozcan a Jesús.
Se dice que de lo que siembras, eso cosecharás. Si siembras intrigas cosecharás intrigas. Si siembras odio cosecharás odio. Si siembras bondad, cosecharás bondad; si siembras gratitud, cosecharás gratitud; y si siembras amor cosecharás amor. Nuestras conductas y actitudes son una siembra que más tarde o más temprano van a dar una cosecha. Gálatas 6 nos dice:
«Cada uno cosechará lo que haya sembrado. Si seguimos nuestros malos deseos, moriremos para siempre; pero si obedecemos al Espíritu, tendremos vida eterna» (Gálatas 6:7-8 TLA)
La vida es un campo en el cual sembramos. Lo que cosechemos va a depender de las semillas que sembremos. ¿Qué estás sembrando? ¿Semillas buenas o semillas malas?
Es bueno y reconfortante saber y sentir que el control de nuestra vida está en las manos del Señor y no en las nuestras. Por consiguiente, no debemos temer a lo que vendrá, sino confiar en que Dios estará con nosotros en los pasos que tengamos que dar. Jesús está siempre en nuestro presente, pero también en nuestro futuro y nos ofrece una vida buena cerca de él. Pídele que te ayude a mantenerte firme y que tus pies no resbalen, así como lo dice el Salmo 17:
«Sostén mis pasos en tus sendas para que mis pies no resbalen» (Salmo 17:5)
Hay gran gozo y mucha satisfacción cuando nos mantenemos tomados de la mano del Rey de reyes y Señor de señores.
El Dios Todopoderoso puede resolver el problema que tengas, por más grande que este sea. Puede ayudarte en tu negocio o en tu trabajo, en la escuela o en el hogar, porque su poder no tiene límites. Lo único que espera de ti es que confíes y descanses en Él. Para ello, haz propias las palabras del Salmo 71, que dice:
«Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre,
y todo el día proclama tu grandeza» (Salmo 71:8 NVI)
Te invito a que al levantarte tengas una alabanza al Señor en tus labios y que esta sea constante durante el día. También te invito a que, cuando te acuestes, agradezcas al Señor por todo lo bueno que te permitió vivir durante el día.
Tú eres importante y de mucho valor para Dios. Él sacrificó la vida de su propio Hijo, quien derramó su sangre para que tú puedas tener una vida plena ahora y por la eternidad. Aunque pasen cosas insólitas e inesperadas en tu vida, Dios siempre está a tu lado. No lo dudes ni por un solo instante. En Isaías 54 leemos lo siguiente:
«Las montañas podrán cambiar de lugar, los cerros podrán venirse abajo, pero mi amor por ti no cambiará. Siempre estaré a tu lado y juntos viviremos en paz. Te juro que tendré compasión de ti» (Isaías 54:10 TLA)
Ten muy presente no sólo la compasión del Señor por ti sino también, y más importante que todo, que el Señor te ama con amor eterno.
Tú eres importante y de mucho valor para Dios. Él sacrificó la vida de su propio Hijo, quien derramó su sangre para que tú puedas tener una vida plena ahora y por la eternidad. Aunque pasen cosas insólitas e inesperadas en tu vida, Dios siempre está a tu lado. No lo dudes ni por un solo instante. En Isaías 54 leemos lo siguiente:
«Las montañas podrán cambiar de lugar, los cerros podrán venirse abajo, pero mi amor por ti no cambiará. Siempre estaré a tu lado y juntos viviremos en paz. Te juro que tendré compasión de ti» (Isaías 54:10 TLA)
Ten muy presente no sólo la compasión del Señor por ti sino también, y más importante que todo, que el Señor te ama con amor eterno.