Tus pecados son perdonados
Suele decirse que ‘las cuentas claras conservan la amistad’. Y es que honrar las deudas es una virtud preciosa. La relación Dios-hombre, que es el vínculo vital de nuestra existencia, fue profundamente afectada por el pecado: donde debía haber armonía, confianza y comunión, pasó a haber temor, ira, vergüenza e indiferencia. Es por ello que el Señor nos dice:
«Vengan ahora, y pongamos las cosas en claro. Si sus pecados son como la grana, se pondrán
blancos como la nieve. Si son rojos como el carmesí, se pondrán blancos como la lana.» Isaías 1:18
Para que nuestro pecado no sea un estorbo en nuestra relación con el Dios santo, él envió a su Hijo perfecto e inocente quien, con su sufrimiento y muerte, pagó nuestra culpa. Jesús vino a este mundo a cargar con aquello que nos destruye. Este es el momento de ir a su encuentro en arrepentimiento y de recibir su perdón.